LA FE
LA FE EN DIOS
LA FE EN EL SER
HUMANO
LA FE EN EL SER
AMADO
Desde que el
hombre camina sobre la tierra siempre hubo uno que le pidió, -¡Que le exigió!-
a los otros que tuvieran FE en él, para él poder gobernarlo a su manera. Pero cuando dos personas se conocen bien
resulta que cada uno se siente igual al otro y no ve su superioridad, y de ahí
surge la desobediencia, y después el reto a su sabiduría, su autoridad... Es entonces cuando el más astuto, perdida ya
la clave de su dominio sobre el otro, se inventa un poder extraterrenal que
solo él posee y ve, y así se lo hace saber a sus vecinos… De ahí surgen las ¨creencias¨, las imágenes,
la FE en aquello que este dice saber, poseer y que le sirve para dominar a los
otros. Y, claro, también comienzan a
salir aquellos que no se dejan engatusar con cuentos chinos y demandan pruebas
del poder, de la autoridad, de los misterios, de las prédicas que nadie ve y
solo en las palabras del recién nacido ¨profeta¨ escuchan. Pero el recién
aparecido profeta no está dispuesto a ceder ni un palmo del terreno ya abonado por
él y crea un nuevo lema: ¨Fe Ciega¨
Los otros no
pueden ver porque no tienen FE, y de ahí que son ¨herejes¨, malditos, hijos del
infierno, malos y debe eliminárseles de la comunidad. La FE se impone. No porque el pueblo la tenga, si no porque el
que dice que es poseedor de esta lo exige, y hay que aceptárselo, obedecerle, o
perecer. He ahí la Fe en las religiones, en los templos, en los profetas y
mesías…
Y si alguno que
me lea lo duda, que mire a La Santísima Inquisición, a ver si es diferente a
los métodos de los comunistas y de los nazis y de los musulmanes, etc. Es más,
todos estos aprendieron sus crueles prácticas y criminales métodos precisamente
de las religiones.
Ten FE, nos dicen
unos en total ignorancia….
TEN FE EN
MI, piden muchos más
TIENES QUE TENER
FE
Pero ¿Es que la
fe se fabrica a voluntad dentro del cerebro humano acaso?
No, digo yo, la
fe, que a veces llamamos también ¨Confianza¨ es el producto de lo que vemos, de
lo que sentimos como resultado de una conducta, de unos hechos, de algo tangible
o al menos alcanzable al ser provocado por el diario vivir y ver. Un jefe confía en que el subalterno va a cumplir
con la misión que le asigna, porque con anterioridad ha visto que ese empleado siempre sigue sus órdenes al pie de la letra. Un
jardinero pone su fe en una semilla traída de otra tierra porque sabe que las
semillas de Allí son de buena calidad; eso es lo que le hace creer y confiar
que en su terreno esa semilla puede germinar y producirle el tipo de flor que
él intenta cultivar y producir.
Eso que llamamos
FE entonces es confianza; y la confianza
es basada en las experiencias anteriores y esta a su vez producto de algo visto
o hecho que nos hace aceptar de otros una promesa, un plan, un proyecto.
Un constructor
que ha puesto bien los ladrillos en la pared del vecino nos inspira suficiente confianza
para que lo contratemos para que nos fabrique nuestro templo. Un niño que
recoge el bastón que se la caído a la anciana que no se puede agachar nos
inspira a creer que ese niño está dotado de la virtud de la caridad, como el
marino cuyo barco está encallado en la boca del rio al estudiar las corrientes
de la zona puede confiar en que a las tantas horas la pleamar le permite sacar
su barco y seguir su travesía.
Ten fe en mí, créeme
lo que te digo, cree en esa imagen pintada, en esa figura de yeso, en esa
mancha en la pared, que eso es un signo de Dios y es pecado dudar. Estas y muchas más palabras a ese fin oímos a
diario, en el templo, en el gobierno, en el mercado, en el amor y en la
almohada.
También eso oímos
en los tribunales de justicia. Todos
responden, ¨SI¨, cuando se les hacen las tres preguntas para hacer que digan la
verdad. Pero he aquí, que como la verdad
es relativa muchos al responder son honestos y en efecto van a decirnos ¨La
verdad¨; SU, verdad. Pero SU verdad es
más que probable que no sea nuestra ¨verdad¨
y por consiguiente nos vemos ante una situación donde no podemos
creerle, no podemos aceptarle su verdad,
porque no se ajusta a la verdad de los hechos que se juzgan ahí, o de los procedimientos,
o de las evidencias materiales que tenemos en el expediente. De ahí que no podemos creerle la historia de
su verdad, no podemos confiar en lo que nos dice y por ende no podemos tener FE
en sus palabras, en sus juramentos, en su persona.
Pero lo más
curioso es que en la mayoría los casos las reacciones siempre son, por
consiguiente negativas; unas por aquellos que quieren imponer sus ideas y se
niegan a aceptar las ideas y expresiones de los demás, y otros porque al ver
que en algo se les ocultan la verdad y las evidencias, o se les trata de
desviar la atención para poder engañarlos, no puede o no quieren ya creerle más
al que lo pretende, o lo predica, o lo jura.
Yo por uno, sin
ser científico lo miro todo con en ojo crédulo y uno investigativo. Yo acepto todo lo que quieran decir, con
placer y gentileza, pero eso no significa que lo creo o lo dudo; no, yo voy a
los libros, al terreno, a la lluvia y le
pregunto a la brisa, a las flores, al diablo mismo si es el único testigo de la
razón si solo por mi propia satisfacción y entendimiento. Luego me sonrío;
felices son los que con fe van por los caminos, unos dominando, otros dominados….Ninguno
de los dos felices, ambos embaucados.