Don Gilberto 28 de diciembre a las 12:29
TRES BESOS
(Poema)
El primero beso que nunca nos dimos
colgado del cuello lo cargo como en un sagrario,
y aunque todos los demonios quieran lo contrario
lo guardo, lo cuido, y te lo ofrezco....sí, ese mismo.
El segundo beso que tengo en mis labios sedientos de ti, te ofrezco
de rodillas hincado ante el altar de la vida
¿No ves, que en mil pedazos, anda mi alma herida?
Aunque se que no te merezco.
Y hay un tercer beso
ese beso que nunca yo tendré
y estoy sufriendo por eso
porque ese tercer beso
de tus labios tal vez nunca tendré.
Son tres besos, tres besos solo son
el que viene, el que va, el que baila al dulce son
de las guitarras de cielo y los violines del jardín
es que mi vida para ti es un jardín
y sin ti anda `por el suelo....
Mis Noches paso pensando en ti
y me desvelo
ríos, canales, mares y ventizcadas
todos pasan por mi mente
pero nada, nada pasa tan candente
como el pensar que te quiero
¿Que quieres, divina mujer? Por ti me desvelo
la noche se me hace larga
la vida asi es muy amarga
y por qué te amo así no lo sé.
Tú has dicho, y has dicho bien
que en el corazón nadie manda;
pero tengamos o no razón
a corazón nadie lo calla.
El mio grita por ti
la calle y el mar no me llaman
me llaman tus labios
tus labios que con mis besos
me gustaría llenar
pero si nunca volverás a amar
a pobre vida tuya
porque tuya ya es mi vida
solo vivo para
en esta distancia querida
mi voz distante te arrulla,
como arrulla la paloma
desde el alero de techo
yo te elevo más que eso yo te arrullo hasta en el cielo.
¿Que por ti vivo y me encelo hasta del aire que aspiras?
Si, te busca en todo mi vida
te entrego al soñar mis ansias
y me acerco hasta tus pies
para dejar otra vez
junto al dios a quien por tu amor rezo
un rosario, un crucifijo, un amor puro que es
el que llevan mis tres besos.
martes, 28 de diciembre de 2010
lunes, 27 de diciembre de 2010
sábado, 11 de diciembre de 2010
ME FUSILARON
INICIADO
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Posts:132Group:AlmiranteMember#11Joined:Feb 14, 2009
19 de Mayo de 1895, mátan al Apóstol de nuestras libertades, José Martí Pérez.
20 de Mayo de 1902, es izada la bandera de las barras y la estrella solitaria,
Declarando a Cuba una República Libre y Soberana.
19de Mayo de 1962, 11:00 AM, antiguo Club de Oficiales, Fortaleza de La Cabaña,
Habana, Cuba,
comienza el juicio en que me han de sentenciar a una pena, para mi desconocida,
y luego me aplican otra.
Hombres que hasta ayer habian sido mis "compañeros", "amigos", subalternos y
correligionarios hoy son los funcionarios, jueces, guardianes y ejecutores.
Varios hermanos de lucha me acompañan en los bancos, acusados de seguir mi
carrera "de traición, estragos, sabotaje, espionaje, jefe de la C.I.A." y Jefe
de Una Banda en El Escambray, y una larga lista de esas que ellos saben hacer.
El fiscal, ese que hoy dia disfruta de Chile, casado con una creo que médico
chilena, al servicio de su supremo jefe, me grita que pida ayuda ante la muerte
"a su dios, Kennedy, a ver si lo salva..."
El teniente que preside ese tribunal ( yo crei que me hacian honor, ¡por lo
santo! ¡
¡¡¿¿¿Un tribunal revolucionario con siete jueces en uniforme...???!!!
"Acusado, ¿ Sábe usted de qué se acusa?"
"No, señor presidente...espero que se me acuse..."
"Siéntese."
chilló el fiscal en uniforme de segundo teniente (de khaki teñido de verde,
igual que el del presidente; los dos ex miembros del Tribunal de Justicia bajo
Batista, ahora revolucionarios y dizque miembros del 26 de Julio)
"....pero..."
"Cállese." Ahora tronó el fiscal, de nuevo.
A mi abogada, que todos los dioses de todos los tronos bendigan, que en el
pasado era amiga de ellos y mia, y que ahora cumplia una promesa que me hiciera
mas de un año antes:
"Cuando caigas, yo te defiendo. Nadie mas que yo."
Le dieron una órden tajante. "Abogada, si tiene algo que decir dígalo ahora. 14
abogados entraron a la sala a defenderme. Algunos de ellos, en honor a la
verdad, al tiempo que les agradezco desde lo más profundo de mis entrañas, nunca
supe ni comprendi porque lo hicieron. Solo se que a todos los arrestaron alli
mismo, aunque fuera solo por unos dias.
Mi abogada en esas circunstancias tenia que enfrentar a siete esbirros sentados
para juzgarme y a toda la maquinaria del "che" y Fidel, además de no saber en
que iban a consistir las acusaciones.
Ni nada escrito se veia por parte alguna. Solo palabras.
Porque ni una sola palabra del texto de los cargos habia sido mencionada aún en
aquel bien nutrido salón, donde podian verse muchas caras conocidas.
"Gilberto Rodriguez es el novio que se quedó frente a altar esperando la novia
que tanto amaba y a la que le habia jurado dar su vida por todos los tiempos
porvenir. Y en lugar del velo blanco la ve que llega al templo de la Libertad
con un gorro rojo en la cabeza y una mano ensangrentada en la que sostiene el
cuchillo con que acaba de matar por la espalda a su propia madre.
"Cállese, lesbiana descarada. Largo de aqui..."
"Guardias, desocupen la sala..."
"No, solo saquen y pongan bajo arresto a este grupo de traidores y falsos
abogados..."
Y entonces vino el "G-2" acusador, investigador, director de Las Cabañitas,
donde salvajemente me habian torturado y donde mataron a tantos nobles hombres y
mujeres que amaban la libertad.
Bien entrenado el Checoeslovakia aquel hombre, limpio y pulcro, por demás, que
vestia traje y corbata todo el tiempo, que sabia tratar con respeto y cortesia
en sus tratos con el preso y, luego que se alejaba, dirigia todas las mas
crueles torturas, sentándose en un taburete frente a los jueces, en medio del
salón, y de espaldas a nosotros, los acusados, estuvo horas narrando, atando
cabos, describiendo conspiraciones, espionajes, atentados,
sabotajes...mencionando nombes, conocidos mios y no, y me parecia ya estar
asistiendo a una pelicula en que yo era mas famoso que el perro "Rin Tin Tin".
Y el tiempo pasaba resongón, como tango cansado en el arrabal del infierno
mismo.
Ya cuando la tarde caia y la saliva se les habia gastado, sin que ninguno de
nosotros pudiera decir una palabra; solo nos tocaba escuchar, digo, entonces me
ordena el presidente, el cual ya se habia comido todos las uñas.
"Acusado; póngase de pie."
Si, durante nuestras actividades pasadas juntos, en fiesta o en riesgo, cuando
ese hombre tenia miedo, se traqueteaba sus gordas uñas contra los dientes. Yo sé
que él tenia miedo a lo que yo pudiera decir...Mas, no me conocia muy bien. Yo
tengo otras normas éticas y no le doy "munición a mi enemigo" ni siquiera en
este caso.
Porque ese presidente tambien habia conspirado junto conmigo. Pero, como digo,
mis bases éticas estan muy bien fundamentadas en los poros de mi piel.
"Acusado, ¿usted tiene algo que decir?"
"Si, señor presidente...traigan mi abogada ahora mismo, aqui."
"Siéntese y cállese."
"Capitán de la guardia, llévense a este espia extranjero."
Me pusieron ahora en confinamiento solitario junto a, o por detrás de la cocina,
por donde sacan a los que van a fusilar esa noche.
Y cayó el telón.
====
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19 de Mayo de 1895, mátan al Apóstol de nuestras libertades, José Martí Pérez.
20 de Mayo de 1902, es izada la bandera de las barras y la estrella solitaria,
Declarando a Cuba una República Libre y Soberana.
19de Mayo de 1962, 11:00 AM, antiguo Club de Oficiales, Fortaleza de La Cabaña,
Habana, Cuba,
comienza el juicio en que me han de sentenciar a una pena, para mi desconocida,
y luego me aplican otra.
Hombres que hasta ayer habian sido mis "compañeros", "amigos", subalternos y
correligionarios hoy son los funcionarios, jueces, guardianes y ejecutores.
Varios hermanos de lucha me acompañan en los bancos, acusados de seguir mi
carrera "de traición, estragos, sabotaje, espionaje, jefe de la C.I.A." y Jefe
de Una Banda en El Escambray, y una larga lista de esas que ellos saben hacer.
El fiscal, ese que hoy dia disfruta de Chile, casado con una creo que médico
chilena, al servicio de su supremo jefe, me grita que pida ayuda ante la muerte
"a su dios, Kennedy, a ver si lo salva..."
El teniente que preside ese tribunal ( yo crei que me hacian honor, ¡por lo
santo! ¡
¡¡¿¿¿Un tribunal revolucionario con siete jueces en uniforme...???!!!
"Acusado, ¿ Sábe usted de qué se acusa?"
"No, señor presidente...espero que se me acuse..."
"Siéntese."
chilló el fiscal en uniforme de segundo teniente (de khaki teñido de verde,
igual que el del presidente; los dos ex miembros del Tribunal de Justicia bajo
Batista, ahora revolucionarios y dizque miembros del 26 de Julio)
"....pero..."
"Cállese." Ahora tronó el fiscal, de nuevo.
A mi abogada, que todos los dioses de todos los tronos bendigan, que en el
pasado era amiga de ellos y mia, y que ahora cumplia una promesa que me hiciera
mas de un año antes:
"Cuando caigas, yo te defiendo. Nadie mas que yo."
Le dieron una órden tajante. "Abogada, si tiene algo que decir dígalo ahora. 14
abogados entraron a la sala a defenderme. Algunos de ellos, en honor a la
verdad, al tiempo que les agradezco desde lo más profundo de mis entrañas, nunca
supe ni comprendi porque lo hicieron. Solo se que a todos los arrestaron alli
mismo, aunque fuera solo por unos dias.
Mi abogada en esas circunstancias tenia que enfrentar a siete esbirros sentados
para juzgarme y a toda la maquinaria del "che" y Fidel, además de no saber en
que iban a consistir las acusaciones.
Ni nada escrito se veia por parte alguna. Solo palabras.
Porque ni una sola palabra del texto de los cargos habia sido mencionada aún en
aquel bien nutrido salón, donde podian verse muchas caras conocidas.
"Gilberto Rodriguez es el novio que se quedó frente a altar esperando la novia
que tanto amaba y a la que le habia jurado dar su vida por todos los tiempos
porvenir. Y en lugar del velo blanco la ve que llega al templo de la Libertad
con un gorro rojo en la cabeza y una mano ensangrentada en la que sostiene el
cuchillo con que acaba de matar por la espalda a su propia madre.
"Cállese, lesbiana descarada. Largo de aqui..."
"Guardias, desocupen la sala..."
"No, solo saquen y pongan bajo arresto a este grupo de traidores y falsos
abogados..."
Y entonces vino el "G-2" acusador, investigador, director de Las Cabañitas,
donde salvajemente me habian torturado y donde mataron a tantos nobles hombres y
mujeres que amaban la libertad.
Bien entrenado el Checoeslovakia aquel hombre, limpio y pulcro, por demás, que
vestia traje y corbata todo el tiempo, que sabia tratar con respeto y cortesia
en sus tratos con el preso y, luego que se alejaba, dirigia todas las mas
crueles torturas, sentándose en un taburete frente a los jueces, en medio del
salón, y de espaldas a nosotros, los acusados, estuvo horas narrando, atando
cabos, describiendo conspiraciones, espionajes, atentados,
sabotajes...mencionando nombes, conocidos mios y no, y me parecia ya estar
asistiendo a una pelicula en que yo era mas famoso que el perro "Rin Tin Tin".
Y el tiempo pasaba resongón, como tango cansado en el arrabal del infierno
mismo.
Ya cuando la tarde caia y la saliva se les habia gastado, sin que ninguno de
nosotros pudiera decir una palabra; solo nos tocaba escuchar, digo, entonces me
ordena el presidente, el cual ya se habia comido todos las uñas.
"Acusado; póngase de pie."
Si, durante nuestras actividades pasadas juntos, en fiesta o en riesgo, cuando
ese hombre tenia miedo, se traqueteaba sus gordas uñas contra los dientes. Yo sé
que él tenia miedo a lo que yo pudiera decir...Mas, no me conocia muy bien. Yo
tengo otras normas éticas y no le doy "munición a mi enemigo" ni siquiera en
este caso.
Porque ese presidente tambien habia conspirado junto conmigo. Pero, como digo,
mis bases éticas estan muy bien fundamentadas en los poros de mi piel.
"Acusado, ¿usted tiene algo que decir?"
"Si, señor presidente...traigan mi abogada ahora mismo, aqui."
"Siéntese y cállese."
"Capitán de la guardia, llévense a este espia extranjero."
Me pusieron ahora en confinamiento solitario junto a, o por detrás de la cocina,
por donde sacan a los que van a fusilar esa noche.
Y cayó el telón.
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MADRE
MADRE
Campo fértil de cultivo ajeno.
Tierra donde la simiente ajena es plantada.
Lluvia de placeres repartidos a costa del propio dolor.
Silenciosa cómplice de nuestros secretos, ama de las llaves de las puertas del
templo del perdón inagotable.
Templo de esperanzas y fuente de futuros.
Faro en la tormenta y casino en los festejos.
Hembra, niña, novia, esposa, amante; hermana, abuela, amiga,...
Madre es siempre la última; la que no se aleja, la que no falta, la que no nos
falla, la que dá mucho mas que su todo por darnos vida, salud, esperanzas y
confort.
Que júzguen los puros y quienes puedan sus pasiones;
que baje del cielo soledad o bendición,
que caigan y recojan sus alforjas de experiencias las camelias, las rosas y las
tortolitas de papel, junto a la estrella del mar....
....Para que sobre el teclado de la vida caigan dedos de ternura que lleven los
martillos de tu piano a pegar con fuerza unida, sobre las cuerdas del corazón de
tu madre.
Mírate luego al espejo.
Y piensa.
Un instante.
Solo un instante...
... de frenético placer pudo sentir.
Y la simiente germinante anduvo.
Y a cambio de ese mero instante
estás tu, frente a ese espejo.
Mira tus cabellos.
Ella los peinaba
y te enseñó a peinarlos.
Disfruta el color de tus ojos,
amplitud de tu visión,
el largo de tus piernas,
las uñas de los piés
y la textura de tu piel...
...Mírate toda, y todo;
mírate bien....
Y ahora, cierra los ojos bajando los párpados exteriores
y abre los ojos íntimos,
esos que guardas en el mismo corazón, y pregúntate en silencio, como si hablaras
con ella,
¿Con cuánto y con qué te pago, MADRE?
....Y pónle sobre la frente,
no importa donde ella esté,
a falta de una corona de reina,
el beso más dulde que jamás has dado.
¡Gracias, Madre!
DonGilberto
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Campo fértil de cultivo ajeno.
Tierra donde la simiente ajena es plantada.
Lluvia de placeres repartidos a costa del propio dolor.
Silenciosa cómplice de nuestros secretos, ama de las llaves de las puertas del
templo del perdón inagotable.
Templo de esperanzas y fuente de futuros.
Faro en la tormenta y casino en los festejos.
Hembra, niña, novia, esposa, amante; hermana, abuela, amiga,...
Madre es siempre la última; la que no se aleja, la que no falta, la que no nos
falla, la que dá mucho mas que su todo por darnos vida, salud, esperanzas y
confort.
Que júzguen los puros y quienes puedan sus pasiones;
que baje del cielo soledad o bendición,
que caigan y recojan sus alforjas de experiencias las camelias, las rosas y las
tortolitas de papel, junto a la estrella del mar....
....Para que sobre el teclado de la vida caigan dedos de ternura que lleven los
martillos de tu piano a pegar con fuerza unida, sobre las cuerdas del corazón de
tu madre.
Mírate luego al espejo.
Y piensa.
Un instante.
Solo un instante...
... de frenético placer pudo sentir.
Y la simiente germinante anduvo.
Y a cambio de ese mero instante
estás tu, frente a ese espejo.
Mira tus cabellos.
Ella los peinaba
y te enseñó a peinarlos.
Disfruta el color de tus ojos,
amplitud de tu visión,
el largo de tus piernas,
las uñas de los piés
y la textura de tu piel...
...Mírate toda, y todo;
mírate bien....
Y ahora, cierra los ojos bajando los párpados exteriores
y abre los ojos íntimos,
esos que guardas en el mismo corazón, y pregúntate en silencio, como si hablaras
con ella,
¿Con cuánto y con qué te pago, MADRE?
....Y pónle sobre la frente,
no importa donde ella esté,
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¡Gracias, Madre!
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SIRENAS
LA PRIMERA SIRENA CANTABA
Por Gilberto Rodriguez
Porque tú lo has pedido escribo esta historia. Y para ello he tomado la tinta de
un calamar, la pluma de una gaviota y el arena de la playa de Varadero mientras
miro al Mar Egeo. O tal ves para otro mar.
Porque solo sé que alli hubo un reino. Y el Rey tuvo un hija. Y la hija era la
mujer mas bella de su reino. Y el rey sentia el orgullo paternal hecho de carne
y el gobierno de la isla hecho de miel. Tal era su alegria, cuando nació la
princesa.
Por aquellos tiempos los hombres eran casi dioses y los griegos eran sus
maestros. Las mujeres eran bellas piezas de salón, adornos del titán,
silenciosas servidoras del plumaje. Aves del Paraiso Terrenal o algo asi solo
eran.
Lo banquetes del Palacio, orgias de vinos y corderos asados eran. Los guerreros
cargados de filosas armas al rey adoraban y a su lado al enemigo matar podian. Y
las princesas eran premio que los reyes daban no a mejor ciudadano ni al mejor
partido, sino al mas rudo de sus gladiadores. Y vino esta princesa, y llega una
noche de luna llena.
Las cuerdas vibraban en los instrumentos,
los tambores ensordecian los timpanos auriculares y las glotonas gargantas
gruñian "cantos" de victoria celebrando las futuras batallas al son de la
borrachera.
Esa noche, afuera, en el balcón del frente de palacio, la princesa contemplaba
la luna llena, cuando un gañán pasaba a cabalgadura lenta frente a su asiento.
El jóven, a ver a la Princesa sentada alli, a solas, mientras el ruido de los
tambores y las voces del salón comedor hendian la solitud de la noche, bajóse de
su equino transportador y se inclina en profunda reverencia ante la bella mujer.
Y surgió una luz.
Esa luz interna habia de llenar el delicado corazón de la princesa.
Pero el muchacho era un hijo del pueblo, un plebeyo. Y a los plebeyos se les
prohibia siquiera mentar por nombre a sus Señores y mucho menos podian acercarse
a la princesa.
Pero el jóven jinete se acercó bastante al saludar. "Sois osado, pleveyo, al
acercaros..."
"¿No os toca la luna a vuestra Alteza?"
"De cierto."
"Si Selena besaros puede, Alteza; me permito ofreceros mis 'careyes' en prenda
de mis respetos...."
La mujer en traje de princesita consentida aceptó la oferta. Una pulsera de
concha de carey tallada con unas palabras sencillas:
"Os Amo."
Y se marchó al galope.
Los dias pasaron y uno de los alabaderos del Rey se lo enteró a la brisa, y los
vientos soplaron más allá de los confines de su reino, y las historias crecieron
y crecieron y se hicieron eco de todas las perversiones de un mundo rudo y casi
animal.
Luego vinieron las batallas y los guerreros se mataban entre si por ganarse la
voluntad del Rey, para que les diera su princesa. No por amor, por lo otro...
Y en las noches de plenilunio la princesa sentada en su balcón esperaba ver
pasar aunque de lejos a su pleveyo cabalgante.
Y su corazón penaba de dolor y ausencia, y ella comenzó a cantar sus cuitas de
amor. asi nació de su garganta una queja, de su ilusión un gemido y de sus notas
un oleaje de ciervos que saltaban sobre valles y montañas, se alojaban en los
cielos y de alli atraian a los marineros con sus cantos y las velas de las naves
se convertian en gaviotas y volaban por los mares y hablaban de una mujer, de
una princesa, de una leyenda y la historia creció sin que la pobre princesita
supiera que era ella y su sufrir lo que las aves cantaban.
Y llegó una tarde en que el gladiador mas rudo reclama a su rey, la mano de la
princesa. "Mi Trofeo", decia.
Y el Rey, aun cuando medio a su disgusto, dispónese a cumplir las leyes de su
reino.
"Mañana os casais", fueron sus palabras.
"Pero, padre..."
"¡Majestad!"
"Majestad, yo no amo a ese hombre.."
"El Reino tiene sus leyes."
"Y yo tengo un corazón"
"¿Es que osáis desobedecer a tu Rey?"
"No, padre, me atrevo a amar...al hombre que mi corazón ha escogido para
esposo."
El Rey se encoleriza y parte de la alcoba de sus hija con un fuerte portazo.
Manda a
que le traigan al jóven plebeyo y ante sus tropas y ella lo increpa.
"¿Os atrevisteis a fijar tus miserables ojos sobre la delicadeza real de la
Princesa. Por tu crimen serás mañana echado a la bahia de los tiburones."
Y de nada valieron los ruegos ni las lágrimas de su hija. Al amanecer una
multitud se reune a las orillas del mar para ver la ejecución de uno de los
suyos por el simple y grave delito de amar.
Encerrada en la torre por órdenes de su padre, la princesita cantaba durante
toda la noche sus cuitas de amor. La torre estaba situada a la orilla del mar.
Tal vez desde alli podia ofrecerle a su amado un último
adiós.
La multitud de entre borrachos, guerreros sin almas y madres fieles hacian un
ruido de voces confundidas con los de vivas al rey.
Y los tiburones enardecidos realizaron su macabra misión sin siquiera respirar.
Unos dias mas tarde el rey manda a sacar a la princesa de su encierro y llevarla
a la orilla del mar, justo donde sacrificaran, por sus deseos, al amor de la
princesa.
"Mirad, ya vuestro plebeyo no existe; ahora os casareis."
Luego llega el dia.
El dia de las anunciadas bodas la isla amaneció de fiesta. Unos y otros todos
bebian, gritaban, alardeaban con sus adulonas armas y barbas sudorosas, olientes
a pescado seco o carnero sin lavar, y se movian en todas las direcciones
tratando de acabar tan cerca como pudieran a la ceremonia real.
Y el momento no se hizo esperar, el palacio, la torre y el mar andan muy cerca
el uno del otro y alli, la cermonia del juramento, siguiendo las costumbres se
ha de tomar.
Marchan, Rey, Pincesa y demás por la orilla del mar. Regocijado el Rey descuida
su brazo, mientras su hija, su princesa, canta una tonada sin igual.
Un salto, un grito, uno como terremoto humano, una manada de tiburones, unas
manchas de sangre y una canción que surge de entre las olas y una leyenda mas.
Cantan las ballenas desde entonces; rien las olas al jugar, crispan las
caracolas el sonido del carey y cantan en los corazones del marinero y sus
hermanas, la ilusión de amor, que nos legara una mujer que supo amar.
Esa mujer, princesa, novia y amor, es para nosotros, hermanos, la que se
llamó...
SIRENA.
Edited by Don Gilberto, One minute ago.
Por Gilberto Rodriguez
Porque tú lo has pedido escribo esta historia. Y para ello he tomado la tinta de
un calamar, la pluma de una gaviota y el arena de la playa de Varadero mientras
miro al Mar Egeo. O tal ves para otro mar.
Porque solo sé que alli hubo un reino. Y el Rey tuvo un hija. Y la hija era la
mujer mas bella de su reino. Y el rey sentia el orgullo paternal hecho de carne
y el gobierno de la isla hecho de miel. Tal era su alegria, cuando nació la
princesa.
Por aquellos tiempos los hombres eran casi dioses y los griegos eran sus
maestros. Las mujeres eran bellas piezas de salón, adornos del titán,
silenciosas servidoras del plumaje. Aves del Paraiso Terrenal o algo asi solo
eran.
Lo banquetes del Palacio, orgias de vinos y corderos asados eran. Los guerreros
cargados de filosas armas al rey adoraban y a su lado al enemigo matar podian. Y
las princesas eran premio que los reyes daban no a mejor ciudadano ni al mejor
partido, sino al mas rudo de sus gladiadores. Y vino esta princesa, y llega una
noche de luna llena.
Las cuerdas vibraban en los instrumentos,
los tambores ensordecian los timpanos auriculares y las glotonas gargantas
gruñian "cantos" de victoria celebrando las futuras batallas al son de la
borrachera.
Esa noche, afuera, en el balcón del frente de palacio, la princesa contemplaba
la luna llena, cuando un gañán pasaba a cabalgadura lenta frente a su asiento.
El jóven, a ver a la Princesa sentada alli, a solas, mientras el ruido de los
tambores y las voces del salón comedor hendian la solitud de la noche, bajóse de
su equino transportador y se inclina en profunda reverencia ante la bella mujer.
Y surgió una luz.
Esa luz interna habia de llenar el delicado corazón de la princesa.
Pero el muchacho era un hijo del pueblo, un plebeyo. Y a los plebeyos se les
prohibia siquiera mentar por nombre a sus Señores y mucho menos podian acercarse
a la princesa.
Pero el jóven jinete se acercó bastante al saludar. "Sois osado, pleveyo, al
acercaros..."
"¿No os toca la luna a vuestra Alteza?"
"De cierto."
"Si Selena besaros puede, Alteza; me permito ofreceros mis 'careyes' en prenda
de mis respetos...."
La mujer en traje de princesita consentida aceptó la oferta. Una pulsera de
concha de carey tallada con unas palabras sencillas:
"Os Amo."
Y se marchó al galope.
Los dias pasaron y uno de los alabaderos del Rey se lo enteró a la brisa, y los
vientos soplaron más allá de los confines de su reino, y las historias crecieron
y crecieron y se hicieron eco de todas las perversiones de un mundo rudo y casi
animal.
Luego vinieron las batallas y los guerreros se mataban entre si por ganarse la
voluntad del Rey, para que les diera su princesa. No por amor, por lo otro...
Y en las noches de plenilunio la princesa sentada en su balcón esperaba ver
pasar aunque de lejos a su pleveyo cabalgante.
Y su corazón penaba de dolor y ausencia, y ella comenzó a cantar sus cuitas de
amor. asi nació de su garganta una queja, de su ilusión un gemido y de sus notas
un oleaje de ciervos que saltaban sobre valles y montañas, se alojaban en los
cielos y de alli atraian a los marineros con sus cantos y las velas de las naves
se convertian en gaviotas y volaban por los mares y hablaban de una mujer, de
una princesa, de una leyenda y la historia creció sin que la pobre princesita
supiera que era ella y su sufrir lo que las aves cantaban.
Y llegó una tarde en que el gladiador mas rudo reclama a su rey, la mano de la
princesa. "Mi Trofeo", decia.
Y el Rey, aun cuando medio a su disgusto, dispónese a cumplir las leyes de su
reino.
"Mañana os casais", fueron sus palabras.
"Pero, padre..."
"¡Majestad!"
"Majestad, yo no amo a ese hombre.."
"El Reino tiene sus leyes."
"Y yo tengo un corazón"
"¿Es que osáis desobedecer a tu Rey?"
"No, padre, me atrevo a amar...al hombre que mi corazón ha escogido para
esposo."
El Rey se encoleriza y parte de la alcoba de sus hija con un fuerte portazo.
Manda a
que le traigan al jóven plebeyo y ante sus tropas y ella lo increpa.
"¿Os atrevisteis a fijar tus miserables ojos sobre la delicadeza real de la
Princesa. Por tu crimen serás mañana echado a la bahia de los tiburones."
Y de nada valieron los ruegos ni las lágrimas de su hija. Al amanecer una
multitud se reune a las orillas del mar para ver la ejecución de uno de los
suyos por el simple y grave delito de amar.
Encerrada en la torre por órdenes de su padre, la princesita cantaba durante
toda la noche sus cuitas de amor. La torre estaba situada a la orilla del mar.
Tal vez desde alli podia ofrecerle a su amado un último
adiós.
La multitud de entre borrachos, guerreros sin almas y madres fieles hacian un
ruido de voces confundidas con los de vivas al rey.
Y los tiburones enardecidos realizaron su macabra misión sin siquiera respirar.
Unos dias mas tarde el rey manda a sacar a la princesa de su encierro y llevarla
a la orilla del mar, justo donde sacrificaran, por sus deseos, al amor de la
princesa.
"Mirad, ya vuestro plebeyo no existe; ahora os casareis."
Luego llega el dia.
El dia de las anunciadas bodas la isla amaneció de fiesta. Unos y otros todos
bebian, gritaban, alardeaban con sus adulonas armas y barbas sudorosas, olientes
a pescado seco o carnero sin lavar, y se movian en todas las direcciones
tratando de acabar tan cerca como pudieran a la ceremonia real.
Y el momento no se hizo esperar, el palacio, la torre y el mar andan muy cerca
el uno del otro y alli, la cermonia del juramento, siguiendo las costumbres se
ha de tomar.
Marchan, Rey, Pincesa y demás por la orilla del mar. Regocijado el Rey descuida
su brazo, mientras su hija, su princesa, canta una tonada sin igual.
Un salto, un grito, uno como terremoto humano, una manada de tiburones, unas
manchas de sangre y una canción que surge de entre las olas y una leyenda mas.
Cantan las ballenas desde entonces; rien las olas al jugar, crispan las
caracolas el sonido del carey y cantan en los corazones del marinero y sus
hermanas, la ilusión de amor, que nos legara una mujer que supo amar.
Esa mujer, princesa, novia y amor, es para nosotros, hermanos, la que se
llamó...
SIRENA.
Edited by Don Gilberto, One minute ago.
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