¿POR QUÉ TE BUSCO, POR QUÉ?
Por
Gilberto Rodríguez
¿Por qué te busco?
¿Por qué?
Si mi cerebro se niega
¿Por qué buscarte otra vez?
Porque el corazón me riega
De sangre y mucho dolor
El jardín de mi existencia
Y a mi cama y mi sillón.
No la busques, corazón
Mi cerebro te conmina
Mírala como camina
Tal feliz en la distancia…
“No, eso es solo la elegancia
De su andar que es zalamero,
Mira, cerebro yo muero,
Matado por tu arrogancia.”
No ves, corazón cegato,
Que conveniente no es
La he separado, lo se
Porque te hirió tantas veces
Que te has tragado las heces
Los amargo y las sales
Del lagrimal y no vale
La pena volver atrás.
Tranquílizate y verás
Que otros amores te llegan
Desde los campos y mares
Desde los montes y el río
Y al final de los cantares
Pobre corazón tú eres mío.
Tú serás mi pensador
Yo tu maquinita soy
Mira que si yo me voy
Ningún amor necesitas…
Si tú te vas, corazón.
Y los amores me faltan
Me muero, tú me haces falta
Más, tú pierdes la ilusión.
Y por eso no te busco
¿Por qué te busco por qué,
Si mis adentros se riñen?
Las razones no destiñen,
El corazón sigue amando
Pero el cerebro penando
Y por tu amor aun sufriendo,
Pero con mucha razón
Claro se lo está diciendo…
Pero, corazón
¿Hasta cuándo?
viernes, 14 de enero de 2011
ESTOY PERDIDO
ESTOY PERDIDO
Por
Gilberto Rodríguez
Me pegué a tus labios
Y cerré los ojos
Me entregué a tus besos
Sangrientos y rojos
Me miré en silencio
Como andante sediento
En tus pequeños ojos
Y al aspirar tu aliento me perdí del todo.
No tengo horizontes
Ni nortes ni oestes
Ni valles ni montes
Ni azules celestes
Ni tengo tus besos
Estoy perdido parece…
Se me escapan las horas
El tiempo perece
El mundo te adora
Mi alma te conoce.
Tu vida y mi vida
Las sellé con un beso
Así las heridas
Más duelen por eso…
No me duele la muerte
Ni la falta de luz
Me duele mi suerte
Porque aquí no estás tú,
Solo quedan dolor y tristezas,
Recuerdos del beso
Y del ojo y de ti
Y el reflejo de ayer
Del ayer que viví
Recostado a tus besos
Entregado a tus brazos
reflejado en tus ojos
muy pegado a tu piel.
Perdido estoy sin ti
Más perdido que el cristal
Que se rompió en la caída,
Y más frágil que la madre,
Cuando ha parido una hija…
Nada me duele mujer
Nada sienten mis caricias
Solo quedan las delicias
En mis labios,
Como ayer
Al recordar los momentos
Que te tuve con placer
Nada queda, solo restos
Delirantes por volver
Al puerto que ayer dejamos
Porque perdido al nacer
Voy recogiendo los restos
Llenando uno y mil cestos
Con las cartas del recuerdo
-¡Cielos, la lengua me muerdo!-
No sé si estoy vivo o muerto
Lo que sí bien sé por cierto
Es que sin ti
Estoy perdido.
Por
Gilberto Rodríguez
Me pegué a tus labios
Y cerré los ojos
Me entregué a tus besos
Sangrientos y rojos
Me miré en silencio
Como andante sediento
En tus pequeños ojos
Y al aspirar tu aliento me perdí del todo.
No tengo horizontes
Ni nortes ni oestes
Ni valles ni montes
Ni azules celestes
Ni tengo tus besos
Estoy perdido parece…
Se me escapan las horas
El tiempo perece
El mundo te adora
Mi alma te conoce.
Tu vida y mi vida
Las sellé con un beso
Así las heridas
Más duelen por eso…
No me duele la muerte
Ni la falta de luz
Me duele mi suerte
Porque aquí no estás tú,
Solo quedan dolor y tristezas,
Recuerdos del beso
Y del ojo y de ti
Y el reflejo de ayer
Del ayer que viví
Recostado a tus besos
Entregado a tus brazos
reflejado en tus ojos
muy pegado a tu piel.
Perdido estoy sin ti
Más perdido que el cristal
Que se rompió en la caída,
Y más frágil que la madre,
Cuando ha parido una hija…
Nada me duele mujer
Nada sienten mis caricias
Solo quedan las delicias
En mis labios,
Como ayer
Al recordar los momentos
Que te tuve con placer
Nada queda, solo restos
Delirantes por volver
Al puerto que ayer dejamos
Porque perdido al nacer
Voy recogiendo los restos
Llenando uno y mil cestos
Con las cartas del recuerdo
-¡Cielos, la lengua me muerdo!-
No sé si estoy vivo o muerto
Lo que sí bien sé por cierto
Es que sin ti
Estoy perdido.
jueves, 13 de enero de 2011
Don Gilberto
¿Quién soy? Yo creía saberlo. Pero no; no lo sé.
Mi ego, ahora me doy cuenta
es más alto que el Himalaya
y sin embargo mi vida es más pequeña que esa gota de rocío
que has visto sobre el pétalo de la rosa.
Príncipe y mendigo me han llamado;
tengo más riquezas y menos capital que un gorrión.
Capital no se conservarlo, trae muchas preocupaciones.
Riquezas acumuladas y sus intereses
creciendo mientras duermo porque soy un aprendiz de amante.
Nunca se sabe mucho del amor.
Se puede ser ostra y hacer del grano de arena una perla
y se puede matar una flor con una mirada.
Yo quería ser.
Si. Yo quería ser.
Y dediqué cada minuto de mi vida a aprender lo que hacían los otros:
los hombres, los pueblos, los religiosos, los políticos, los limosneros y tú.
Día vendrá en que yo vuelva a mi pueblo con mil cargas de cielos,
de nubes y de amores que produzcan la felicidad a los otros.
Yo he cargado mil cruces y bebido mi propia hiel.
Y he derramado lo que yo he creído que es amor por doquier.
Estudiar, obtener títulos, dar una caricia
con los mismos dedos que apreté un gatillo,
dirigir mas de cien jueces y abogados,
ser amigo de presidentes, de delincuentes, de terroristas...
.eso lo han dicho unos y otros lo hancreído. No se por que.
No, no se por qué; yo no soy más que un pobre fulano
que a remos y cojeando
patina sobre las fangosas
calles de camas y soledades
en cuerpos y caderas, destellando sin luz.
Fantasma soy.
Pero hasta los fantasmas invisibles, a veces
pretenden ser bellos y coloridos.
Tal vez yo soy eso.
Solo envidio al pulpo
. En cualquier instante vivo ocho vidas.
Las horas no me alcanzan para el día y me rio.
Nunca espero el final, los finales son cortes.
La buena pintura no nos viene en cuadritos, no;
esa se desliza entre y por, y con los otros colores.
Llevo el alma en una mano. ¿La quieres tú?
Mañana te aburres y yo tengo mucho aun que trabajar.
Quiero ser pulpo por un instante para poder estar con
mil rejos en las orillas de una playa, una reja, una jaula y uno senos.
¿Qué más da?
Soy el fantasma de mi ayer, la penumbra de mis ojos....
Y no soy nada.
¡Pobre ego amigo mío, que no se había enterado!
Tonto. ¿No ves que siempre te guardé en las fosas más profundas de mi ser?
No se puede ser hombre, navegante, capitán ni juez sin ego.
No se es nada. Pero el ego mata.
Y por ello siempre te resguardé al tiempo que te aprisionaba.
Ya, que más da. Solo el espíritu fantasmal de los recuerdos.
Es lo que me queda.
¿Qué por qué entonces gritan mis carnes?
onto amigo....porque no se han enterado.
No, mis carnes están tersas,
mi mente ágil, mis amores vivos,
mis sueños vibrando aun y mis anhelos a gritos.
Otros a mi edad son viejos. Muy viejos.
Ya dejaron de sentir amor y deseo de la carne….. Están muertos.
Esos que ya no aprecian una visita al museo, una corrida de toros...
yo todavía me pongo los guantes y boxeo par de minutos....y más.
Pero es mi lucha interna. Me voy a otros puertos.
He luchado por un ideal y ya mis ideas no cuentan.
He soñado con unas alturas, y pase por algunas,
las otras cual agua entre los dedos, se me escaparon.
Ahora, cuando alguien me ofrece una limosna de amor
recoge de mi alma y luego mira al almanaque.
Es sabio envejecer y es pecado mortal hacerlo.
Luego se burlan cuando aquél cuya voz ayer las enamoraba
y hoy trata de elevar una tonada y se le va una falsa nota.
Nadie se registra el alma, hasta que le llega el turno.
Y entonces, ya es muy tarde. Mi turno no anda lejos...soy viejo, ya lo sé.
Y hace unos días un joven apuesto, bello y galante me preguntaba:
¿Cómo lo hace usted? Yo daría la mitad de mi vida por aprender con usted....
Gracias, hijo, pero media vida no sería suficiente, solo tienes unos veinte.
Escala la montaña,
préstale tu zapatos al otro y camina sin ellos,
gánatelo, no lo tomes al pasar; cuídalo y déjalo seguir.
Ellas te oirán.
Pero, es que usted tiene magia, lo de usted parece tan sencillo....
No, hijo; no es magia es lo segundo. Es lo sencillo.
No creas que eres una roca.
Tu firmeza es temporal, cubito de hielo somos,
duros ahora, agua al canal después.
Y esa gota de agua que acabas de beber,
luego que limpie tu sistema regresará a la tierra,
se calienta, evapora se eleva y forma bella o amenazadora nube,
te cae sobre el jardín y lo hace florecer,
y le enjuaga las manos a la mujer
que con ellas te ha de acariciar.
Y cuando miro a mi alrededor estoy sobre una piedra, en el medio de la mar… Solo.
Solo soy. Solo estoy y solo he estado en el medio de la multitud mi vida entera.
Jamás me compartí. Jamás le permití a nadie mirar a mis adentros.
No importa cómo, donde ni por qué.
Los torturadores han lastimado mi cuerpo, las guerras también,
pero mi sonrisa no
cesa, mi cerebro labora. Nadie penetra alli. Nandie nunca pudo. Nadie podrá. Y
mis pieles no cuelgan aún.
Pero el tiempo se acorta. Y otras me quieren cortar.
Tengo una amiga muy bella,
37 añitos, china pura, criada y educada aquí.
Fue mi discípula muy pilla.
Me abraza, me besa y me propone a menudo.
Quítate solo 35 años y me caso contigo.
¡YA! y lo grita ante todos. Pobre de mí... ¿Por dónde corto?
Viejo verde, azul o candelillas sobre el agua.
Tonto mejor. Quiero salvar a mi Patria y no puedo cargar mis costillas,
quiero escalar más montañas,
volver a caminar sobre un cable de acero
entre dos barcos o entre dos rascacielos
y ya le temo al sonido del trueno. ¿Ego de qué?
Quiero ser pulpo tal vez para agarrarte enterita y que no te me escapes.
O para poder seguir atendiendo todas mis vidas regadas por el mundo.
Ya apenas viajo y quiero volver.
Mi vida ha sido en viajes, y en aventuras,
en cambio de paisajes, en movimiento, en bienvenidas y adioses,
entre risas y lágrimas entre almohadas, pajares y ríos...
Nadie me pudo seguir, viajo a placer.
Y ahora estoy mirando a mi bitácora de oro, no, de oro no, que muy pobre es.
He borrado muchos nombres, nadie los debe de ver.
Quien a mi lado durmió, un secreto en mi depositó.
¿Qué historia puedo hacer?
Ríe. No soy feliz. No he sabido serlo; nunca lo fui.
Si mi sed han calmado tus aguas, tú me las diste, yo no las robé.
Si mi espíritu flota en las noches, es que la muerte ronda,
y no quiere esperar que me muera
para salir a enamorarte otra vez.
Voy a cambiar mi vida. Voy seriamente a escribir.
Voy a silenciar mil voces que me queman los adentros
y tocar solo en las alas del que fue mi corazón.
Se cansa el mundo de mí.
De mí que nada tengo ya para dar.
Un verso aquí, una ilusión allá,
un recuerdo colgado en la pared....
Unas candelillas en la noche a la orilla del rio.
Ni siquiera las luces boreales soy.
¿Ego de qué?
Anda, vuélvete a la botella para ponerle el tapón.
Un momento, ahí, jefe; a la botella no.
¿Y por qué no?
Por que yo soy su ego, no su mago de la botella.
Está bien, pero eso no te impide...
Señor, yo solo soy su ego,
y en estos días usted anda trepado sobre mis hombros,
¿qué puedo yo hacer?
¡Ah, hombre, habérmelo dicho antes!
Yo hubiera tratado, jefe, de nuevo le digo.
Pero cuando usted vio a esa mujer....
¡Calla! ¡Basta!
Como usted diga, jefe.
Vuelvo a pensar y quiero izar mis velas.
Quiero, pero no puedo.
Estoy anclado en ti.
Don Gilberto
Don Gilberto
¿Quién soy? Yo creía saberlo. Pero no; no lo sé.
Mi ego, ahora me doy cuenta
es más alto que el Himalaya
y sin embargo mi vida es más pequeña que esa gota de rocío
que has visto sobre el pétalo de la rosa.
Príncipe y mendigo me han llamado;
tengo más riquezas y menos capital que un gorrión.
Capital no se conservarlo, trae muchas preocupaciones.
Riquezas acumuladas y sus intereses
creciendo mientras duermo porque soy un aprendiz de amante.
Nunca se sabe mucho del amor.
Se puede ser ostra y hacer del grano de arena una perla
y se puede matar una flor con una mirada.
Yo quería ser.
Si. Yo quería ser.
Y dediqué cada minuto de mi vida a aprender lo que hacían los otros:
los hombres, los pueblos, los religiosos, los políticos, los limosneros y tú.
Día vendrá en que yo vuelva a mi pueblo con mil cargas de cielos,
de nubes y de amores que produzcan la felicidad a los otros.
Yo he cargado mil cruces y bebido mi propia hiel.
Y he derramado lo que yo he creído que es amor por doquier.
Estudiar, obtener títulos, dar una caricia
con los mismos dedos que apreté un gatillo,
dirigir mas de cien jueces y abogados,
ser amigo de presidentes, de delincuentes, de terroristas...
.eso lo han dicho unos y otros lo hancreído. No se por que.
No, no se por qué; yo no soy más que un pobre fulano
que a remos y cojeando
patina sobre las fangosas
calles de camas y soledades
en cuerpos y caderas, destellando sin luz.
Fantasma soy.
Pero hasta los fantasmas invisibles, a veces
pretenden ser bellos y coloridos.
Tal vez yo soy eso.
Solo envidio al pulpo
. En cualquier instante vivo ocho vidas.
Las horas no me alcanzan para el día y me rio.
Nunca espero el final, los finales son cortes.
La buena pintura no nos viene en cuadritos, no;
esa se desliza entre y por, y con los otros colores.
Llevo el alma en una mano. ¿La quieres tú?
Mañana te aburres y yo tengo mucho aun que trabajar.
Quiero ser pulpo por un instante para poder estar con
mil rejos en las orillas de una playa, una reja, una jaula y uno senos.
¿Qué más da?
Soy el fantasma de mi ayer, la penumbra de mis ojos....
Y no soy nada.
¡Pobre ego amigo mío, que no se había enterado!
Tonto. ¿No ves que siempre te guardé en las fosas más profundas de mi ser?
No se puede ser hombre, navegante, capitán ni juez sin ego.
No se es nada. Pero el ego mata.
Y por ello siempre te resguardé al tiempo que te aprisionaba.
Ya, que más da. Solo el espíritu fantasmal de los recuerdos.
Es lo que me queda.
¿Qué por qué entonces gritan mis carnes?
onto amigo....porque no se han enterado.
No, mis carnes están tersas,
mi mente ágil, mis amores vivos,
mis sueños vibrando aun y mis anhelos a gritos.
Otros a mi edad son viejos. Muy viejos.
Ya dejaron de sentir amor y deseo de la carne….. Están muertos.
Esos que ya no aprecian una visita al museo, una corrida de toros...
yo todavía me pongo los guantes y boxeo par de minutos....y más.
Pero es mi lucha interna. Me voy a otros puertos.
He luchado por un ideal y ya mis ideas no cuentan.
He soñado con unas alturas, y pase por algunas,
las otras cual agua entre los dedos, se me escaparon.
Ahora, cuando alguien me ofrece una limosna de amor
recoge de mi alma y luego mira al almanaque.
Es sabio envejecer y es pecado mortal hacerlo.
Luego se burlan cuando aquél cuya voz ayer las enamoraba
y hoy trata de elevar una tonada y se le va una falsa nota.
Nadie se registra el alma, hasta que le llega el turno.
Y entonces, ya es muy tarde. Mi turno no anda lejos...soy viejo, ya lo sé.
Y hace unos días un joven apuesto, bello y galante me preguntaba:
¿Cómo lo hace usted? Yo daría la mitad de mi vida por aprender con usted....
Gracias, hijo, pero media vida no sería suficiente, solo tienes unos veinte.
Escala la montaña,
préstale tu zapatos al otro y camina sin ellos,
gánatelo, no lo tomes al pasar; cuídalo y déjalo seguir.
Ellas te oirán.
Pero, es que usted tiene magia, lo de usted parece tan sencillo....
No, hijo; no es magia es lo segundo. Es lo sencillo.
No creas que eres una roca.
Tu firmeza es temporal, cubito de hielo somos,
duros ahora, agua al canal después.
Y esa gota de agua que acabas de beber,
luego que limpie tu sistema regresará a la tierra,
se calienta, evapora se eleva y forma bella o amenazadora nube,
te cae sobre el jardín y lo hace florecer,
y le enjuaga las manos a la mujer
que con ellas te ha de acariciar.
Y cuando miro a mi alrededor estoy sobre una piedra, en el medio de la mar… Solo.
Solo soy. Solo estoy y solo he estado en el medio de la multitud mi vida entera.
Jamás me compartí. Jamás le permití a nadie mirar a mis adentros.
No importa cómo, donde ni por qué.
Los torturadores han lastimado mi cuerpo, las guerras también,
pero mi sonrisa no
cesa, mi cerebro labora. Nadie penetra alli. Nandie nunca pudo. Nadie podrá. Y
mis pieles no cuelgan aún.
Pero el tiempo se acorta. Y otras me quieren cortar.
Tengo una amiga muy bella,
37 añitos, china pura, criada y educada aquí.
Fue mi discípula muy pilla.
Me abraza, me besa y me propone a menudo.
Quítate solo 35 años y me caso contigo.
¡YA! y lo grita ante todos. Pobre de mí... ¿Por dónde corto?
Viejo verde, azul o candelillas sobre el agua.
Tonto mejor. Quiero salvar a mi Patria y no puedo cargar mis costillas,
quiero escalar más montañas,
volver a caminar sobre un cable de acero
entre dos barcos o entre dos rascacielos
y ya le temo al sonido del trueno. ¿Ego de qué?
Quiero ser pulpo tal vez para agarrarte enterita y que no te me escapes.
O para poder seguir atendiendo todas mis vidas regadas por el mundo.
Ya apenas viajo y quiero volver.
Mi vida ha sido en viajes, y en aventuras,
en cambio de paisajes, en movimiento, en bienvenidas y adioses,
entre risas y lágrimas entre almohadas, pajares y ríos...
Nadie me pudo seguir, viajo a placer.
Y ahora estoy mirando a mi bitácora de oro, no, de oro no, que muy pobre es.
He borrado muchos nombres, nadie los debe de ver.
Quien a mi lado durmió, un secreto en mi depositó.
¿Qué historia puedo hacer?
Ríe. No soy feliz. No he sabido serlo; nunca lo fui.
Si mi sed han calmado tus aguas, tú me las diste, yo no las robé.
Si mi espíritu flota en las noches, es que la muerte ronda,
y no quiere esperar que me muera
para salir a enamorarte otra vez.
Voy a cambiar mi vida. Voy seriamente a escribir.
Voy a silenciar mil voces que me queman los adentros
y tocar solo en las alas del que fue mi corazón.
Se cansa el mundo de mí.
De mí que nada tengo ya para dar.
Un verso aquí, una ilusión allá,
un recuerdo colgado en la pared....
Unas candelillas en la noche a la orilla del rio.
Ni siquiera las luces boreales soy.
¿Ego de qué?
Anda, vuélvete a la botella para ponerle el tapón.
Un momento, ahí, jefe; a la botella no.
¿Y por qué no?
Por que yo soy su ego, no su mago de la botella.
Está bien, pero eso no te impide...
Señor, yo solo soy su ego,
y en estos días usted anda trepado sobre mis hombros,
¿qué puedo yo hacer?
¡Ah, hombre, habérmelo dicho antes!
Yo hubiera tratado, jefe, de nuevo le digo.
Pero cuando usted vio a esa mujer....
¡Calla! ¡Basta!
Como usted diga, jefe.
Vuelvo a pensar y quiero izar mis velas.
Quiero, pero no puedo.
Estoy anclado en ti.
Don Gilberto
¿Quién soy? Yo creía saberlo. Pero no; no lo sé.
Mi ego, ahora me doy cuenta
es más alto que el Himalaya
y sin embargo mi vida es más pequeña que esa gota de rocío
que has visto sobre el pétalo de la rosa.
Príncipe y mendigo me han llamado;
tengo más riquezas y menos capital que un gorrión.
Capital no se conservarlo, trae muchas preocupaciones.
Riquezas acumuladas y sus intereses
creciendo mientras duermo porque soy un aprendiz de amante.
Nunca se sabe mucho del amor.
Se puede ser ostra y hacer del grano de arena una perla
y se puede matar una flor con una mirada.
Yo quería ser.
Si. Yo quería ser.
Y dediqué cada minuto de mi vida a aprender lo que hacían los otros:
los hombres, los pueblos, los religiosos, los políticos, los limosneros y tú.
Día vendrá en que yo vuelva a mi pueblo con mil cargas de cielos,
de nubes y de amores que produzcan la felicidad a los otros.
Yo he cargado mil cruces y bebido mi propia hiel.
Y he derramado lo que yo he creído que es amor por doquier.
Estudiar, obtener títulos, dar una caricia
con los mismos dedos que apreté un gatillo,
dirigir mas de cien jueces y abogados,
ser amigo de presidentes, de delincuentes, de terroristas...
.eso lo han dicho unos y otros lo hancreído. No se por que.
No, no se por qué; yo no soy más que un pobre fulano
que a remos y cojeando
patina sobre las fangosas
calles de camas y soledades
en cuerpos y caderas, destellando sin luz.
Fantasma soy.
Pero hasta los fantasmas invisibles, a veces
pretenden ser bellos y coloridos.
Tal vez yo soy eso.
Solo envidio al pulpo
. En cualquier instante vivo ocho vidas.
Las horas no me alcanzan para el día y me rio.
Nunca espero el final, los finales son cortes.
La buena pintura no nos viene en cuadritos, no;
esa se desliza entre y por, y con los otros colores.
Llevo el alma en una mano. ¿La quieres tú?
Mañana te aburres y yo tengo mucho aun que trabajar.
Quiero ser pulpo por un instante para poder estar con
mil rejos en las orillas de una playa, una reja, una jaula y uno senos.
¿Qué más da?
Soy el fantasma de mi ayer, la penumbra de mis ojos....
Y no soy nada.
¡Pobre ego amigo mío, que no se había enterado!
Tonto. ¿No ves que siempre te guardé en las fosas más profundas de mi ser?
No se puede ser hombre, navegante, capitán ni juez sin ego.
No se es nada. Pero el ego mata.
Y por ello siempre te resguardé al tiempo que te aprisionaba.
Ya, que más da. Solo el espíritu fantasmal de los recuerdos.
Es lo que me queda.
¿Qué por qué entonces gritan mis carnes?
onto amigo....porque no se han enterado.
No, mis carnes están tersas,
mi mente ágil, mis amores vivos,
mis sueños vibrando aun y mis anhelos a gritos.
Otros a mi edad son viejos. Muy viejos.
Ya dejaron de sentir amor y deseo de la carne….. Están muertos.
Esos que ya no aprecian una visita al museo, una corrida de toros...
yo todavía me pongo los guantes y boxeo par de minutos....y más.
Pero es mi lucha interna. Me voy a otros puertos.
He luchado por un ideal y ya mis ideas no cuentan.
He soñado con unas alturas, y pase por algunas,
las otras cual agua entre los dedos, se me escaparon.
Ahora, cuando alguien me ofrece una limosna de amor
recoge de mi alma y luego mira al almanaque.
Es sabio envejecer y es pecado mortal hacerlo.
Luego se burlan cuando aquél cuya voz ayer las enamoraba
y hoy trata de elevar una tonada y se le va una falsa nota.
Nadie se registra el alma, hasta que le llega el turno.
Y entonces, ya es muy tarde. Mi turno no anda lejos...soy viejo, ya lo sé.
Y hace unos días un joven apuesto, bello y galante me preguntaba:
¿Cómo lo hace usted? Yo daría la mitad de mi vida por aprender con usted....
Gracias, hijo, pero media vida no sería suficiente, solo tienes unos veinte.
Escala la montaña,
préstale tu zapatos al otro y camina sin ellos,
gánatelo, no lo tomes al pasar; cuídalo y déjalo seguir.
Ellas te oirán.
Pero, es que usted tiene magia, lo de usted parece tan sencillo....
No, hijo; no es magia es lo segundo. Es lo sencillo.
No creas que eres una roca.
Tu firmeza es temporal, cubito de hielo somos,
duros ahora, agua al canal después.
Y esa gota de agua que acabas de beber,
luego que limpie tu sistema regresará a la tierra,
se calienta, evapora se eleva y forma bella o amenazadora nube,
te cae sobre el jardín y lo hace florecer,
y le enjuaga las manos a la mujer
que con ellas te ha de acariciar.
Y cuando miro a mi alrededor estoy sobre una piedra, en el medio de la mar… Solo.
Solo soy. Solo estoy y solo he estado en el medio de la multitud mi vida entera.
Jamás me compartí. Jamás le permití a nadie mirar a mis adentros.
No importa cómo, donde ni por qué.
Los torturadores han lastimado mi cuerpo, las guerras también,
pero mi sonrisa no
cesa, mi cerebro labora. Nadie penetra alli. Nandie nunca pudo. Nadie podrá. Y
mis pieles no cuelgan aún.
Pero el tiempo se acorta. Y otras me quieren cortar.
Tengo una amiga muy bella,
37 añitos, china pura, criada y educada aquí.
Fue mi discípula muy pilla.
Me abraza, me besa y me propone a menudo.
Quítate solo 35 años y me caso contigo.
¡YA! y lo grita ante todos. Pobre de mí... ¿Por dónde corto?
Viejo verde, azul o candelillas sobre el agua.
Tonto mejor. Quiero salvar a mi Patria y no puedo cargar mis costillas,
quiero escalar más montañas,
volver a caminar sobre un cable de acero
entre dos barcos o entre dos rascacielos
y ya le temo al sonido del trueno. ¿Ego de qué?
Quiero ser pulpo tal vez para agarrarte enterita y que no te me escapes.
O para poder seguir atendiendo todas mis vidas regadas por el mundo.
Ya apenas viajo y quiero volver.
Mi vida ha sido en viajes, y en aventuras,
en cambio de paisajes, en movimiento, en bienvenidas y adioses,
entre risas y lágrimas entre almohadas, pajares y ríos...
Nadie me pudo seguir, viajo a placer.
Y ahora estoy mirando a mi bitácora de oro, no, de oro no, que muy pobre es.
He borrado muchos nombres, nadie los debe de ver.
Quien a mi lado durmió, un secreto en mi depositó.
¿Qué historia puedo hacer?
Ríe. No soy feliz. No he sabido serlo; nunca lo fui.
Si mi sed han calmado tus aguas, tú me las diste, yo no las robé.
Si mi espíritu flota en las noches, es que la muerte ronda,
y no quiere esperar que me muera
para salir a enamorarte otra vez.
Voy a cambiar mi vida. Voy seriamente a escribir.
Voy a silenciar mil voces que me queman los adentros
y tocar solo en las alas del que fue mi corazón.
Se cansa el mundo de mí.
De mí que nada tengo ya para dar.
Un verso aquí, una ilusión allá,
un recuerdo colgado en la pared....
Unas candelillas en la noche a la orilla del rio.
Ni siquiera las luces boreales soy.
¿Ego de qué?
Anda, vuélvete a la botella para ponerle el tapón.
Un momento, ahí, jefe; a la botella no.
¿Y por qué no?
Por que yo soy su ego, no su mago de la botella.
Está bien, pero eso no te impide...
Señor, yo solo soy su ego,
y en estos días usted anda trepado sobre mis hombros,
¿qué puedo yo hacer?
¡Ah, hombre, habérmelo dicho antes!
Yo hubiera tratado, jefe, de nuevo le digo.
Pero cuando usted vio a esa mujer....
¡Calla! ¡Basta!
Como usted diga, jefe.
Vuelvo a pensar y quiero izar mis velas.
Quiero, pero no puedo.
Estoy anclado en ti.
Don Gilberto
Don Gilberto
¿Quién soy? Yo creía saberlo. Pero no; no lo sé.
Mi ego, ahora me doy cuenta
es más alto que el Himalaya
y sin embargo mi vida es más pequeña que esa gota de rocío
que has visto sobre el pétalo de la rosa.
Príncipe y mendigo me han llamado;
tengo más riquezas y menos capital que un gorrión.
Capital no se conservarlo, trae muchas preocupaciones.
Riquezas acumuladas y sus intereses
creciendo mientras duermo porque soy un aprendiz de amante.
Nunca se sabe mucho del amor.
Se puede ser ostra y hacer del grano de arena una perla
y se puede matar una flor con una mirada.
Yo quería ser.
Si. Yo quería ser.
Y dediqué cada minuto de mi vida a aprender lo que hacían los otros:
los hombres, los pueblos, los religiosos, los políticos, los limosneros y tú.
Día vendrá en que yo vuelva a mi pueblo con mil cargas de cielos,
de nubes y de amores que produzcan la felicidad a los otros.
Yo he cargado mil cruces y bebido mi propia hiel.
Y he derramado lo que yo he creído que es amor por doquier.
Estudiar, obtener títulos, dar una caricia
con los mismos dedos que apreté un gatillo,
dirigir mas de cien jueces y abogados,
ser amigo de presidentes, de delincuentes, de terroristas...
.eso lo han dicho unos y otros lo hancreído. No se por que.
No, no se por qué; yo no soy más que un pobre fulano
que a remos y cojeando
patina sobre las fangosas
calles de camas y soledades
en cuerpos y caderas, destellando sin luz.
Fantasma soy.
Pero hasta los fantasmas invisibles, a veces
pretenden ser bellos y coloridos.
Tal vez yo soy eso.
Solo envidio al pulpo
. En cualquier instante vivo ocho vidas.
Las horas no me alcanzan para el día y me rio.
Nunca espero el final, los finales son cortes.
La buena pintura no nos viene en cuadritos, no;
esa se desliza entre y por, y con los otros colores.
Llevo el alma en una mano. ¿La quieres tú?
Mañana te aburres y yo tengo mucho aun que trabajar.
Quiero ser pulpo por un instante para poder estar con
mil rejos en las orillas de una playa, una reja, una jaula y uno senos.
¿Qué más da?
Soy el fantasma de mi ayer, la penumbra de mis ojos....
Y no soy nada.
¡Pobre ego amigo mío, que no se había enterado!
Tonto. ¿No ves que siempre te guardé en las fosas más profundas de mi ser?
No se puede ser hombre, navegante, capitán ni juez sin ego.
No se es nada. Pero el ego mata.
Y por ello siempre te resguardé al tiempo que te aprisionaba.
Ya, que más da. Solo el espíritu fantasmal de los recuerdos.
Es lo que me queda.
¿Qué por qué entonces gritan mis carnes?
onto amigo....porque no se han enterado.
No, mis carnes están tersas,
mi mente ágil, mis amores vivos,
mis sueños vibrando aun y mis anhelos a gritos.
Otros a mi edad son viejos. Muy viejos.
Ya dejaron de sentir amor y deseo de la carne….. Están muertos.
Esos que ya no aprecian una visita al museo, una corrida de toros...
yo todavía me pongo los guantes y boxeo par de minutos....y más.
Pero es mi lucha interna. Me voy a otros puertos.
He luchado por un ideal y ya mis ideas no cuentan.
He soñado con unas alturas, y pase por algunas,
las otras cual agua entre los dedos, se me escaparon.
Ahora, cuando alguien me ofrece una limosna de amor
recoge de mi alma y luego mira al almanaque.
Es sabio envejecer y es pecado mortal hacerlo.
Luego se burlan cuando aquél cuya voz ayer las enamoraba
y hoy trata de elevar una tonada y se le va una falsa nota.
Nadie se registra el alma, hasta que le llega el turno.
Y entonces, ya es muy tarde. Mi turno no anda lejos...soy viejo, ya lo sé.
Y hace unos días un joven apuesto, bello y galante me preguntaba:
¿Cómo lo hace usted? Yo daría la mitad de mi vida por aprender con usted....
Gracias, hijo, pero media vida no sería suficiente, solo tienes unos veinte.
Escala la montaña,
préstale tu zapatos al otro y camina sin ellos,
gánatelo, no lo tomes al pasar; cuídalo y déjalo seguir.
Ellas te oirán.
Pero, es que usted tiene magia, lo de usted parece tan sencillo....
No, hijo; no es magia es lo segundo. Es lo sencillo.
No creas que eres una roca.
Tu firmeza es temporal, cubito de hielo somos,
duros ahora, agua al canal después.
Y esa gota de agua que acabas de beber,
luego que limpie tu sistema regresará a la tierra,
se calienta, evapora se eleva y forma bella o amenazadora nube,
te cae sobre el jardín y lo hace florecer,
y le enjuaga las manos a la mujer
que con ellas te ha de acariciar.
Y cuando miro a mi alrededor estoy sobre una piedra, en el medio de la mar… Solo.
Solo soy. Solo estoy y solo he estado en el medio de la multitud mi vida entera.
Jamás me compartí. Jamás le permití a nadie mirar a mis adentros.
No importa cómo, donde ni por qué.
Los torturadores han lastimado mi cuerpo, las guerras también,
pero mi sonrisa no
cesa, mi cerebro labora. Nadie penetra alli. Nandie nunca pudo. Nadie podrá. Y
mis pieles no cuelgan aún.
Pero el tiempo se acorta. Y otras me quieren cortar.
Tengo una amiga muy bella,
37 añitos, china pura, criada y educada aquí.
Fue mi discípula muy pilla.
Me abraza, me besa y me propone a menudo.
Quítate solo 35 años y me caso contigo.
¡YA! y lo grita ante todos. Pobre de mí... ¿Por dónde corto?
Viejo verde, azul o candelillas sobre el agua.
Tonto mejor. Quiero salvar a mi Patria y no puedo cargar mis costillas,
quiero escalar más montañas,
volver a caminar sobre un cable de acero
entre dos barcos o entre dos rascacielos
y ya le temo al sonido del trueno. ¿Ego de qué?
Quiero ser pulpo tal vez para agarrarte enterita y que no te me escapes.
O para poder seguir atendiendo todas mis vidas regadas por el mundo.
Ya apenas viajo y quiero volver.
Mi vida ha sido en viajes, y en aventuras,
en cambio de paisajes, en movimiento, en bienvenidas y adioses,
entre risas y lágrimas entre almohadas, pajares y ríos...
Nadie me pudo seguir, viajo a placer.
Y ahora estoy mirando a mi bitácora de oro, no, de oro no, que muy pobre es.
He borrado muchos nombres, nadie los debe de ver.
Quien a mi lado durmió, un secreto en mi depositó.
¿Qué historia puedo hacer?
Ríe. No soy feliz. No he sabido serlo; nunca lo fui.
Si mi sed han calmado tus aguas, tú me las diste, yo no las robé.
Si mi espíritu flota en las noches, es que la muerte ronda,
y no quiere esperar que me muera
para salir a enamorarte otra vez.
Voy a cambiar mi vida. Voy seriamente a escribir.
Voy a silenciar mil voces que me queman los adentros
y tocar solo en las alas del que fue mi corazón.
Se cansa el mundo de mí.
De mí que nada tengo ya para dar.
Un verso aquí, una ilusión allá,
un recuerdo colgado en la pared....
Unas candelillas en la noche a la orilla del rio.
Ni siquiera las luces boreales soy.
¿Ego de qué?
Anda, vuélvete a la botella para ponerle el tapón.
Un momento, ahí, jefe; a la botella no.
¿Y por qué no?
Por que yo soy su ego, no su mago de la botella.
Está bien, pero eso no te impide...
Señor, yo solo soy su ego,
y en estos días usted anda trepado sobre mis hombros,
¿qué puedo yo hacer?
¡Ah, hombre, habérmelo dicho antes!
Yo hubiera tratado, jefe, de nuevo le digo.
Pero cuando usted vio a esa mujer....
¡Calla! ¡Basta!
Como usted diga, jefe.
Vuelvo a pensar y quiero izar mis velas.
Quiero, pero no puedo.
Estoy anclado en ti.
Don Gilberto
miércoles, 12 de enero de 2011
SOLO ME QUEDAN ESPINAS
Don Gilberto
Se me escapó de la mano, la llave de su corazón, se me escapó de los labios, el beso que no recibí y se me escapo de mi vida, el aire para respirar, cuando cerró la puerta detrás de si. Ahora miro por la ventana, las nunbes van lentas, la tarde cae en colorido rosal y yo a solas en mi jardin recortando las espinas que tengo en el corazón...
Se me escapó de la mano, la llave de su corazón, se me escapó de los labios, el beso que no recibí y se me escapo de mi vida, el aire para respirar, cuando cerró la puerta detrás de si. Ahora miro por la ventana, las nunbes van lentas, la tarde cae en colorido rosal y yo a solas en mi jardin recortando las espinas que tengo en el corazón...
DE PABLO NERUDA
PUEDO escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
martes, 11 de enero de 2011
¿AMAR POR LA ETERNIDAD ES ASI?
¿AMAR POR LA ETERNIDAD ES ASI?
Don Gilberto,
el Martes, 11 de enero de 2011 a las 9:34
.Mil siglos han caido sobre mis frentes canosas;
la eternidad que he vivido
desde La Creación del Universo junto a ti
se ha presentado con la factura de los tiempos
y las ilusiones empacadas para el próximo viaje
se van a perder porque donde voy la próxima vez
es más lejos que donde acostumbro a viajar para verte.
Tu crees un minuto que nuestra unión fue creada en el cielo por El mismo.
Tu dices que hablas a menudo con El
y al momento de regreso a la tierra
me llamas tres nombres y una desilusión.
Muy pecador debo ser, malsana mi vida tal vez,
en la tierra también hay cien nombres
que igual que el mio han de ser,
caminantes de vientos
que soplan tarde en la noche
y a veces al amanecer.
No me asustan tus dudas,
ni me preocupan tus duras palabras,
me preocupas tú.
Yo se que soy para ti,
tú lo sabes también,
pero el diablo del orgullo es muy fuerte
y la soberbia es más fuerte que tus sentidos
y por ello sufres y martirizas al mundo al pasar.
¿Dejaré de amarte yo alguna vez?
Lo dudo.
Pero, luego el cielo manda y mi próximo viaje pronto será.
Los huesos en calcio se tornan,
regresan a la tierra en cenizas
y fertilizan las plantas
que alimentan a la vaca ya la mujer,
y la leche nueva,
el fruto nuevo y el nuevo bebé
surgen al pasar de los tiempos...
..puede que nos volvamos a ver.
Pero, ¿seré yo quien vuelva a tener paciencia por ti?
Los jardines florecen a cada amanecer
cuando la temperatura les muestra su calidez,
mas cuando las nevadas acuden al llamado del ciclo temporal
las huellas del camino se esconden
y en blanca nevada la comarca se disfraza.
Nosotros también.
Por eso hay nuevos amores,
nuevos retoños en las plantas,
nuevos besos en tus labios....
¿Que son solo para mï? Tal vez.
¿Que la luz de las auroras solo logran aumentar tus penas
y el deseo de estar a mi lado es cada vez más cruel? Lo se.
Bien lo se por mi propio ser que no sabe respirar sin ti...
.¿Pero, que quieres de mi, más tolerancia a tu carácter?
No lo creo muy posible.
Media hora de placer
a cambio de tres semanas de lidias de gallos,
cada vez que el vecindario se decide a fiestar,
es un alto precio dificil de pagar....
Cuenta
...yo te he dicho y repito,
he caminado mil tres cientos siglos
por las tierra y aguas del universo
buscando un solo beso tuyo..
...y me has dado miles.
..y te juro que valen el precio...
...pero por un beso a cada riña
es harto diicil de cosechar fruto alguno.
Has visto que mi paciencia es grande y larga,
y has logrado muchas concesiones de mi,
mas mi paciencia la has agotado
.
Don Gilberto,
el Martes, 11 de enero de 2011 a las 9:34
.Mil siglos han caido sobre mis frentes canosas;
la eternidad que he vivido
desde La Creación del Universo junto a ti
se ha presentado con la factura de los tiempos
y las ilusiones empacadas para el próximo viaje
se van a perder porque donde voy la próxima vez
es más lejos que donde acostumbro a viajar para verte.
Tu crees un minuto que nuestra unión fue creada en el cielo por El mismo.
Tu dices que hablas a menudo con El
y al momento de regreso a la tierra
me llamas tres nombres y una desilusión.
Muy pecador debo ser, malsana mi vida tal vez,
en la tierra también hay cien nombres
que igual que el mio han de ser,
caminantes de vientos
que soplan tarde en la noche
y a veces al amanecer.
No me asustan tus dudas,
ni me preocupan tus duras palabras,
me preocupas tú.
Yo se que soy para ti,
tú lo sabes también,
pero el diablo del orgullo es muy fuerte
y la soberbia es más fuerte que tus sentidos
y por ello sufres y martirizas al mundo al pasar.
¿Dejaré de amarte yo alguna vez?
Lo dudo.
Pero, luego el cielo manda y mi próximo viaje pronto será.
Los huesos en calcio se tornan,
regresan a la tierra en cenizas
y fertilizan las plantas
que alimentan a la vaca ya la mujer,
y la leche nueva,
el fruto nuevo y el nuevo bebé
surgen al pasar de los tiempos...
..puede que nos volvamos a ver.
Pero, ¿seré yo quien vuelva a tener paciencia por ti?
Los jardines florecen a cada amanecer
cuando la temperatura les muestra su calidez,
mas cuando las nevadas acuden al llamado del ciclo temporal
las huellas del camino se esconden
y en blanca nevada la comarca se disfraza.
Nosotros también.
Por eso hay nuevos amores,
nuevos retoños en las plantas,
nuevos besos en tus labios....
¿Que son solo para mï? Tal vez.
¿Que la luz de las auroras solo logran aumentar tus penas
y el deseo de estar a mi lado es cada vez más cruel? Lo se.
Bien lo se por mi propio ser que no sabe respirar sin ti...
.¿Pero, que quieres de mi, más tolerancia a tu carácter?
No lo creo muy posible.
Media hora de placer
a cambio de tres semanas de lidias de gallos,
cada vez que el vecindario se decide a fiestar,
es un alto precio dificil de pagar....
Cuenta
...yo te he dicho y repito,
he caminado mil tres cientos siglos
por las tierra y aguas del universo
buscando un solo beso tuyo..
...y me has dado miles.
..y te juro que valen el precio...
...pero por un beso a cada riña
es harto diicil de cosechar fruto alguno.
Has visto que mi paciencia es grande y larga,
y has logrado muchas concesiones de mi,
mas mi paciencia la has agotado
.
NO TE ENAMORES DE MI
NO, NO ME CULPES AHORA NI ME RECLAMES POR FIN, YO TE LO ADVERTI A TIEMPO.
Y tu respuesta fué muy clara:
("No me pidas que haga lo que no puedo hacer")
==================================
NO, NO TE ENAMORES DE MI
Poesía
No, no te enamores de mí,
Yo no soy el que se queda
Yo solo soy como la vela
Lejana que se pierde por allí
Espuma soy sobre las olas
Solo voy
De mi no queda
Mañana ni las huellas.
Yo no soy
Lo que tú esperas;
Burbuja solo soy
Sobre burbujas
Que al romper el agua al sol
Prismas coloreras
De horizontes, iris y color
Dibuja un mundo de ilusiones
Y al flotar se aleja
Y punza profundo los corazones.
No te enamores de mí
Muy pobre soy.
Y solo se crear mil fantasías,
Así por los caminos voy
Y como a ti
Allá o aquí
No soy más que poesía.
No te enamores de mí
Por favor yo te lo ruego
Nada doy
Nunca nada di,
Lo mío es casi un juego.
No te enamores de mí,
Que dolor te he de dejar luego
Yo solo soy una sonrisa,
Un soplo de la brisa
Un velo…
Vuelve a mirar allá al velero
Que se aleja sin dejar ni aun su nombre
Tómame en tus manos
Como al hielo
Que se escapa al calentarse
Al sol o al suelo.
Tal vez si yo pudiera
Ramo de flores te me haría
Más aunque hoy aroma diera
marchito el corazón al fin seria 10/12/10 de Don Gilberto Suprimir
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Y tu respuesta fué muy clara:
("No me pidas que haga lo que no puedo hacer")
==================================
NO, NO TE ENAMORES DE MI
Poesía
No, no te enamores de mí,
Yo no soy el que se queda
Yo solo soy como la vela
Lejana que se pierde por allí
Espuma soy sobre las olas
Solo voy
De mi no queda
Mañana ni las huellas.
Yo no soy
Lo que tú esperas;
Burbuja solo soy
Sobre burbujas
Que al romper el agua al sol
Prismas coloreras
De horizontes, iris y color
Dibuja un mundo de ilusiones
Y al flotar se aleja
Y punza profundo los corazones.
No te enamores de mí
Muy pobre soy.
Y solo se crear mil fantasías,
Así por los caminos voy
Y como a ti
Allá o aquí
No soy más que poesía.
No te enamores de mí
Por favor yo te lo ruego
Nada doy
Nunca nada di,
Lo mío es casi un juego.
No te enamores de mí,
Que dolor te he de dejar luego
Yo solo soy una sonrisa,
Un soplo de la brisa
Un velo…
Vuelve a mirar allá al velero
Que se aleja sin dejar ni aun su nombre
Tómame en tus manos
Como al hielo
Que se escapa al calentarse
Al sol o al suelo.
Tal vez si yo pudiera
Ramo de flores te me haría
Más aunque hoy aroma diera
marchito el corazón al fin seria 10/12/10 de Don Gilberto Suprimir
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lunes, 10 de enero de 2011
SE ME OLVIDÓ SU NOMBRE
PEDAZOS
Gilberto Rodríguez
¡Ah, se me olvidó su nombre!
Se me olvidó su nombre aunque lo grabó en la arena.
Lo grabó en la arena para hacerme recordar, tal vez;
Mas las olas lo borraron al devenir del atardecer.
Se me olvidó su nombre y solo me queda el buscar…
Buscar…buscar en el horizonte
Buscar en allende el mar…
Buscar como el ciego,
Obstinado en la oscura inmensidad;
Buscar como la oruga
la planta en el jardín del cielo ...
Y a las algas pregunto con silente observación
¿a dónde se ha ido?
Yo no sé la dirección.
Se me olvidó su nombre
Y la tarde va cayendo;
Amarillo, rosa y tul resaltan en el poniente
La brisa pasa a tropel,
La cara de la tormenta
Ausente suena y yo no sé…
No sé si suena en cultivo
De amor, de luz, o de sed;
Solo sé que yo le busco
Cual jinete a su corcel…
Estaba ahí lo sé
Le vi,
Le canté,
Le hablé
Y le perdí,
Lo sé...
Lo sé, que por mi culpa fue
Que no pensé;
Que me bebí el licor de la impresión
Y la mente se ofuscó.
¡Torpe fui!
Con la mirada fija le observé
Pero sus trazos firmes
En la arena
Escaparon a mí ver.
Tonterías de juventud,
-Decía el anciano,
-capitán de mil ausencias….
Culpable me siento hoy,
Las rutas de la escapada abiertas están a los dos
Y el que primero la olvida
Primero pierde el sillón…
Se me olvidó su nombre
Y la vida se hace millar,
Se hace luz que ha de apagar
Cuando la rosa se inicia
Por el aroma al amar…
Millar de penas alegres,
Que alegre y bueno es andar…
Y se agolpan las siluetas
Sobre el cerebro al pasar,
Gritando miles de voces:
“¡Soy yo!... tienes que recordar.”
¿Recordarle? ¿Cómo puedo?
¿Si su nombre se me olvidó
Aún cuando quedó
Grabado en las arenas
Y borroso ante el altar,
Y al olvidarme del suyo
El mío no conozco ya?
…porque su nombre y mi nombre
Son solo arena en el mar…
Y las arenas del tiempo
Fichas juguetonas son
En las orillas del mar
De allí donde el mar se topa
Con las caderas y el pan;
Jalón de la vida ausente,
Que solo presente,
Presente en espíritu va
Por donde cantan las aves
Volando,
Chillando,
Alegres…
¡Aire fugaz!
Allí me olvidé del nombre,
Del nombre que quise más,
El nombre que nunca supe,
Por no poder recordar….
…a la orilla del mar…
El nombre que con sus dedos
Ella trazó en las arenas,
Y yo no alcancé a mirar.
Serena mi alma busca su nombre,
Que no sé por qué
Al subir la marea
Su nombre se borró allá
Y al alejarse las olas
De pie y frente a la brisa
El horizonte a mi frente
Y mis ojos sobre el mar,
Me he estrujado la camisa
Mis ropas rasgué sin más;
Porque habiendo estado tan cerca
Y ahora tan lejos voy
Sin angustia, alegría,
ni consejo ya hoy,
ya no puedo recordar….
Y solo escucho un gemido
Que me llega desde el mar,
¿Qué se te olvidó mi nombre?
¡Yo no logro recordar!
Se me olvidó su nombre
Y no logro recordar.
Gilberto Rodríguez
¡Ah, se me olvidó su nombre!
Se me olvidó su nombre aunque lo grabó en la arena.
Lo grabó en la arena para hacerme recordar, tal vez;
Mas las olas lo borraron al devenir del atardecer.
Se me olvidó su nombre y solo me queda el buscar…
Buscar…buscar en el horizonte
Buscar en allende el mar…
Buscar como el ciego,
Obstinado en la oscura inmensidad;
Buscar como la oruga
la planta en el jardín del cielo ...
Y a las algas pregunto con silente observación
¿a dónde se ha ido?
Yo no sé la dirección.
Se me olvidó su nombre
Y la tarde va cayendo;
Amarillo, rosa y tul resaltan en el poniente
La brisa pasa a tropel,
La cara de la tormenta
Ausente suena y yo no sé…
No sé si suena en cultivo
De amor, de luz, o de sed;
Solo sé que yo le busco
Cual jinete a su corcel…
Estaba ahí lo sé
Le vi,
Le canté,
Le hablé
Y le perdí,
Lo sé...
Lo sé, que por mi culpa fue
Que no pensé;
Que me bebí el licor de la impresión
Y la mente se ofuscó.
¡Torpe fui!
Con la mirada fija le observé
Pero sus trazos firmes
En la arena
Escaparon a mí ver.
Tonterías de juventud,
-Decía el anciano,
-capitán de mil ausencias….
Culpable me siento hoy,
Las rutas de la escapada abiertas están a los dos
Y el que primero la olvida
Primero pierde el sillón…
Se me olvidó su nombre
Y la vida se hace millar,
Se hace luz que ha de apagar
Cuando la rosa se inicia
Por el aroma al amar…
Millar de penas alegres,
Que alegre y bueno es andar…
Y se agolpan las siluetas
Sobre el cerebro al pasar,
Gritando miles de voces:
“¡Soy yo!... tienes que recordar.”
¿Recordarle? ¿Cómo puedo?
¿Si su nombre se me olvidó
Aún cuando quedó
Grabado en las arenas
Y borroso ante el altar,
Y al olvidarme del suyo
El mío no conozco ya?
…porque su nombre y mi nombre
Son solo arena en el mar…
Y las arenas del tiempo
Fichas juguetonas son
En las orillas del mar
De allí donde el mar se topa
Con las caderas y el pan;
Jalón de la vida ausente,
Que solo presente,
Presente en espíritu va
Por donde cantan las aves
Volando,
Chillando,
Alegres…
¡Aire fugaz!
Allí me olvidé del nombre,
Del nombre que quise más,
El nombre que nunca supe,
Por no poder recordar….
…a la orilla del mar…
El nombre que con sus dedos
Ella trazó en las arenas,
Y yo no alcancé a mirar.
Serena mi alma busca su nombre,
Que no sé por qué
Al subir la marea
Su nombre se borró allá
Y al alejarse las olas
De pie y frente a la brisa
El horizonte a mi frente
Y mis ojos sobre el mar,
Me he estrujado la camisa
Mis ropas rasgué sin más;
Porque habiendo estado tan cerca
Y ahora tan lejos voy
Sin angustia, alegría,
ni consejo ya hoy,
ya no puedo recordar….
Y solo escucho un gemido
Que me llega desde el mar,
¿Qué se te olvidó mi nombre?
¡Yo no logro recordar!
Se me olvidó su nombre
Y no logro recordar.
domingo, 9 de enero de 2011
ANCLAS Y ARENAS (final)
ANCLAS Y ARENAS
Por
Gilberto Rodríguez
Era yo muy chico aun cuando comencé a soñar con el espacio que se
perdía de vista allá por los horizontes. Y me paseaba por las orillas
del mar recogiendo "conchas" y caracoles para regalar. A veces,
mientras mi padre realizaba sus labores en los almacenes de García, yo
iba con él hasta la puerta y, con mas inquietud que alas, me encaminaba
hacia el punto más saliente hacia el este del pueblo. Pasaba por la
casa de Juanillo el Isleño y más allá estaba el amplio arenal de La
Punta. Una especie de delta, de juez mediador, con su larga extensión
de estacas alineadas a lo largo de decenas de metros desde la orilla
hasta donde ya las aguas eran navegables, pareciera ser aquel limite de
los adioses, entre la salada bahía y las mezcladas aguas dulces que
bajaban por la desembocadura del rio, en busca del amplio mar, por
Casablanca.
Allí, en La Punta, solía haber una rica acumulación de ostras blancas,
sepia, violetas, multicolor y forma física capaz de satisfacer a
cualquier coleccionista hawíiano. Crujían, crujían, crujían, como
crujen los ejes de la viejas carretas solo que con chirriar de gaviotas.
Yo era el chico aquel que cantaba en voz baja mientras revolvía el
arena con los pies y merodeaba alrededor del ancla solitaria.
En la isla de El Salvador, punto saliente de Las Islas Bahamas hacia el
Este, hay sobre las arenas una vieja cruz de hierro que marca el primer
punto del Nuevo Continente que Colón pisara, tras su larga navegación
y su afortunado encuentro con las gaviotas. Tal vez nadie lo planeo así;
es muy posible que fuera solo una casualidad...o una honrosa tradición
marinera. No lo sé.
Tampoco se quien planto el ancla en nuestro arenal, pero hay una
similitud de posiciones que llama a pensar y a discurrir.
Pero lo cierto es que aquella ancla, erguida sobre sus ganchos,
recostada a su pendular cruz, una de esas plegables, debía haber estado
bajo el agua por mucho tiempo. Las cicatrices en su brazo estaban
selladas por cascos de ostras disecadas por el tiempo, y su rojo color
de herrumbre contrastaba con la blancura resaltante de esas ostras.
Yo la tocaba. Con amor la tocaba mientras la curiosidad me llevaba a
hacerle preguntas. "¿Dónde has estado?" "¿Que otros mundos hay más allá
de Cayo Cristo?" "¿Cómo lucen las sirenas del Mediterráneo cuando
cantan nadando por las agua de Grecia?". Y aunque a veces me saqué
alguna gota de sangre de las manos al acariciar la querida ancla, no me
quejé jamás, por que compartía con ella el afán de distancias, la cita
con las soledades, la visión del "allá". Y un día pregunté...
"¿De dónde salíó esa ancla?"
"De un velero muy grande que se perdió en el mar bajo una tormenta hace mucho
tiempo."
"¿Y, como llego hasta aquí?"
"Un buzo isabelino la rescató y la hemos traído aquí y por monumento a los que en mar
quedaron, y queden en el futuro..."
No escuché el resto de la historia… Me alejé llorando en silencio, a unos pasos de
distancia. Recogí uno gigantescos caracoles de cobos bien rosados, como una docena recogí.
Después llevé uno a uno los vacios y hermosos caracoles y los puse
contra los puntas del ancla como formando entre un circulo y un corazón
en el arena. Lloré más aun...y mojé con mi rostro pegado al duro
herraje las herrumbrosas ostras y moluscos.
Mire hacia la boca del rio, en dirección oeste, luego me volví para mirar
hacia los muelles, por el noroeste....Chalanas, goletas, yates,
vapores, acaso anclas futuras para plantar en algún puerto lejano, o
aventureras velas que un día se hincharán para salir en un viaje de
cuento de hadas...Madres sin hijos, esposas...
Me deje caer al pie del ancla. Pensé en los marinos que nunca llegaron;
a los veleros que mueren de vientos, y a los que quedan detrás. Me
recosté a ella. Le pegue mi carita y le acaricié su brazo, como se
acaricia una madre, como se hunde uno en el pecho protector de su
padre.....
No se cuanto tiempo dormí, no lo sé.
Pero por cada puerto que pasé durante mi vida en el mar, quise buscar
el ancla solitaria de las puntas, que los puertos tienen puntas cuando
se trata de navegantes y aventureros, y aun hoy, cuando veo por el
satélite nuestra Isabela siempre miro hacia la Punta, como el que busca
el aire para volver a respirar, las luz para ver, el momento para
recordar.
Es la estampa que silente nos recuerda a cada instante lo fragil que es
el hombre frente a la Naturaleza, y lo noble que es nuestro pueblo que
se inclina ante el recuerdo de los que, por venir a el, perdieron.
El ancla de la punta es, pues, a mi ver, la cruz del que perece, y el
anuncio de nuevas aventuras.
Es una Estampa Isabelina.
Gilberto
Por
Gilberto Rodríguez
Era yo muy chico aun cuando comencé a soñar con el espacio que se
perdía de vista allá por los horizontes. Y me paseaba por las orillas
del mar recogiendo "conchas" y caracoles para regalar. A veces,
mientras mi padre realizaba sus labores en los almacenes de García, yo
iba con él hasta la puerta y, con mas inquietud que alas, me encaminaba
hacia el punto más saliente hacia el este del pueblo. Pasaba por la
casa de Juanillo el Isleño y más allá estaba el amplio arenal de La
Punta. Una especie de delta, de juez mediador, con su larga extensión
de estacas alineadas a lo largo de decenas de metros desde la orilla
hasta donde ya las aguas eran navegables, pareciera ser aquel limite de
los adioses, entre la salada bahía y las mezcladas aguas dulces que
bajaban por la desembocadura del rio, en busca del amplio mar, por
Casablanca.
Allí, en La Punta, solía haber una rica acumulación de ostras blancas,
sepia, violetas, multicolor y forma física capaz de satisfacer a
cualquier coleccionista hawíiano. Crujían, crujían, crujían, como
crujen los ejes de la viejas carretas solo que con chirriar de gaviotas.
Yo era el chico aquel que cantaba en voz baja mientras revolvía el
arena con los pies y merodeaba alrededor del ancla solitaria.
En la isla de El Salvador, punto saliente de Las Islas Bahamas hacia el
Este, hay sobre las arenas una vieja cruz de hierro que marca el primer
punto del Nuevo Continente que Colón pisara, tras su larga navegación
y su afortunado encuentro con las gaviotas. Tal vez nadie lo planeo así;
es muy posible que fuera solo una casualidad...o una honrosa tradición
marinera. No lo sé.
Tampoco se quien planto el ancla en nuestro arenal, pero hay una
similitud de posiciones que llama a pensar y a discurrir.
Pero lo cierto es que aquella ancla, erguida sobre sus ganchos,
recostada a su pendular cruz, una de esas plegables, debía haber estado
bajo el agua por mucho tiempo. Las cicatrices en su brazo estaban
selladas por cascos de ostras disecadas por el tiempo, y su rojo color
de herrumbre contrastaba con la blancura resaltante de esas ostras.
Yo la tocaba. Con amor la tocaba mientras la curiosidad me llevaba a
hacerle preguntas. "¿Dónde has estado?" "¿Que otros mundos hay más allá
de Cayo Cristo?" "¿Cómo lucen las sirenas del Mediterráneo cuando
cantan nadando por las agua de Grecia?". Y aunque a veces me saqué
alguna gota de sangre de las manos al acariciar la querida ancla, no me
quejé jamás, por que compartía con ella el afán de distancias, la cita
con las soledades, la visión del "allá". Y un día pregunté...
"¿De dónde salíó esa ancla?"
"De un velero muy grande que se perdió en el mar bajo una tormenta hace mucho
tiempo."
"¿Y, como llego hasta aquí?"
"Un buzo isabelino la rescató y la hemos traído aquí y por monumento a los que en mar
quedaron, y queden en el futuro..."
No escuché el resto de la historia… Me alejé llorando en silencio, a unos pasos de
distancia. Recogí uno gigantescos caracoles de cobos bien rosados, como una docena recogí.
Después llevé uno a uno los vacios y hermosos caracoles y los puse
contra los puntas del ancla como formando entre un circulo y un corazón
en el arena. Lloré más aun...y mojé con mi rostro pegado al duro
herraje las herrumbrosas ostras y moluscos.
Mire hacia la boca del rio, en dirección oeste, luego me volví para mirar
hacia los muelles, por el noroeste....Chalanas, goletas, yates,
vapores, acaso anclas futuras para plantar en algún puerto lejano, o
aventureras velas que un día se hincharán para salir en un viaje de
cuento de hadas...Madres sin hijos, esposas...
Me deje caer al pie del ancla. Pensé en los marinos que nunca llegaron;
a los veleros que mueren de vientos, y a los que quedan detrás. Me
recosté a ella. Le pegue mi carita y le acaricié su brazo, como se
acaricia una madre, como se hunde uno en el pecho protector de su
padre.....
No se cuanto tiempo dormí, no lo sé.
Pero por cada puerto que pasé durante mi vida en el mar, quise buscar
el ancla solitaria de las puntas, que los puertos tienen puntas cuando
se trata de navegantes y aventureros, y aun hoy, cuando veo por el
satélite nuestra Isabela siempre miro hacia la Punta, como el que busca
el aire para volver a respirar, las luz para ver, el momento para
recordar.
Es la estampa que silente nos recuerda a cada instante lo fragil que es
el hombre frente a la Naturaleza, y lo noble que es nuestro pueblo que
se inclina ante el recuerdo de los que, por venir a el, perdieron.
El ancla de la punta es, pues, a mi ver, la cruz del que perece, y el
anuncio de nuevas aventuras.
Es una Estampa Isabelina.
Gilberto
domingo, 2 de enero de 2011
ESTAS EN MIS SUEÑOS
ESTÁS EN MIS SUEÑOS
Como si la noche misma
Guardado en su silencio
Diera a mi pensamiento
El tono de tu risa…
Como si las horas todas
Andando tras tus pasos
Trajera a mi regazo
La brisa de la aurora
Cargada de sonrisas, de besos, y de gloria.
Eterno juguetear de aves sin celos;
Oración que hace del mar
Camino al cielo.
Luz de tus ojos que me miran
Son las auroras de mis sueños
Sueños de ausencias
De tiempos idos
De nuevos campos por tus amores florecidos,
De risas muchas, besos y copas
De los jardines idos,
Pétalos de rosas
Ayer en mis andanzas de romances perdidos.
Sé que se me escapan las horas sin tus besos
Al tiempo que me roban
Aliento tus cantares
Se me llenan las ropas de tus ansias
Y no caben en mi pecho
Las sonrisas ni los besos
Que en mis sueños
De tus amor
Reclaman.
Miro al sol
Miro a la luna;
Miro al reloj…
Una tras una
Las horas pasan
Mi cuerpo grita
Mis ojos buscan
Mi alma se agita
Los pensamientos se me entrelazan
Las horas pasan
Mis sienes giran,
Giran y giran en derredor,
Buscan tus ojos
Y tu olor
Que los veleros del viento eterno
Navegando llevan
De puerto en puerto
Buscando el nombre de mis quimeras
Buscando el centro
Del pensamiento,
Donde se anidan mis primaveras
Para gritarle a todos
Frente al viento:
TÚ EN MI AMOR
ERES LA PRIMERA.
Como si la noche misma
Guardado en su silencio
Diera a mi pensamiento
El tono de tu risa…
Como si las horas todas
Andando tras tus pasos
Trajera a mi regazo
La brisa de la aurora
Cargada de sonrisas, de besos, y de gloria.
Eterno juguetear de aves sin celos;
Oración que hace del mar
Camino al cielo.
Luz de tus ojos que me miran
Son las auroras de mis sueños
Sueños de ausencias
De tiempos idos
De nuevos campos por tus amores florecidos,
De risas muchas, besos y copas
De los jardines idos,
Pétalos de rosas
Ayer en mis andanzas de romances perdidos.
Sé que se me escapan las horas sin tus besos
Al tiempo que me roban
Aliento tus cantares
Se me llenan las ropas de tus ansias
Y no caben en mi pecho
Las sonrisas ni los besos
Que en mis sueños
De tus amor
Reclaman.
Miro al sol
Miro a la luna;
Miro al reloj…
Una tras una
Las horas pasan
Mi cuerpo grita
Mis ojos buscan
Mi alma se agita
Los pensamientos se me entrelazan
Las horas pasan
Mis sienes giran,
Giran y giran en derredor,
Buscan tus ojos
Y tu olor
Que los veleros del viento eterno
Navegando llevan
De puerto en puerto
Buscando el nombre de mis quimeras
Buscando el centro
Del pensamiento,
Donde se anidan mis primaveras
Para gritarle a todos
Frente al viento:
TÚ EN MI AMOR
ERES LA PRIMERA.
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