CAMINO SOBRE LAS
CENIZAS
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Hoy he caminado
sobre las cenizas de lo que ayer era fuego;
Las yescas que
por las cunetas, regadas se acercan con el paso del viento y de las almas al
calor que ayer ya hubo, las chispa que aún por cientos vuelan, los santos que
ayer rogaron y las aves que sus nidos ven rodando caer de las enramadas se
conjugan en un verbo maldito de desencantos, en hielos que no enfrían
convertidos y en polvos que me ciegan y atormentan porque llevo en el alma
aquel amor que nació de un primero beso… y no se defenderme, por ciego, de los
tizones aun ardiendo ni de los guijarros calientes que a menudo mis carnes
golpean con sus iras de quimeras tornadas en serpientes que no he visto pero
que me punzan hasta hiel derramar sobre mi herida. Camino sobre las cenizas y me quemo en la
hoguera del silencio; la ausencia del amor hace mil penas y los siglos, tristes
fantasmas ya sin besos se me hacen esqueletos de guirnaldas en la fiesta del
infierno. Soy de acero, fuerte soy, por eso lejos quebrar se me enriquecen los
dobleces del eje y de las ruedas…. Se me
enriquece el alma de bondad por lo perdido, por lo que fue, por lo que pudo
haber sido; aprendo.
Más, ¿Qué vale
aprender de lo aprendido, después de perder lo ya perdido, cuando ya no regresa
lo pasado, y a los nuevos no importa tu experiencia?
Piso en falso y
el pie me duele; una raya en medio del camino, me indica cual la flecha el
norte hecho de rosas ya marchitas y el viento escondido en la miseria; nada es
muy cierto, el cielo se oculta en las profundas corrientes ya lejanas de
estrellas, soles y de las iglesias campanas, para no atender pobres mis quejas… Mis pies pisan y a veces, la candela se hace
nueva y las brasas escondidas en tus ojos me queman, me hieren, mis carnes
despedazan cual buitres encargados de mi cruz, aunque me amas…Por eso eres sol;
sol de mi vida entiende que mi piel no es de quimeras, de carne y roja sangre
es. Me quemo; no se.
Caminado sigo
aquel sendero que me conduce al silencio. Cerrar las puertas es costumbre de
los magos que habitan en el templo, y abrir los ojos es misión de este ciego
que camina con mis ojos cegados por la luz del que fue amor. Cargo sobre el
pecho tu medalla y a la espalda mil guitarras que un día con sus cuerdas miles
notas sobre el rosal derramaron para hacer un mundo bello, pero que ahora
cansadas como yo, conmigo viajan…No se adonde, no se como, solo sé que en esta
hoguera que se torna en fiel camino, es posible que las eche a la candela, al
mar o a mi destino, que es igual que caminar sobre cenizas…
Caminar sobre
cenizas para un día morir por amor frente a la brisa, bajo lluvia, tormenta o
con violines prolongando mil miserias que se sufren por amor cada mañana
después que se renuevan y torturan cada noche aquí en mi cama.
No me duelen los
pies por las quemadas; solo me duele el alma… ¡Sin ti no soy nada!