miércoles, 15 de agosto de 2012




                                                                            



HE CAMINADO SOBRE LAS AGUAS,

 He trillado los caminos,

 Me he mirado en los espejos del tiempo

 y he aprendido un poquito, pero al hacerlo he descubierto que aprender algo no es más que provocar la sed de distancias que vive oculta en algún rincón del cerebro...Y la sed de aprender es más cruel que la sed del agua, porque la del agua puede ser satisfecha con poco, pero la sed del saber tiene que enfrentar el infinito para solo poder alcanzar, y para ello no siempre, un pequeño sorbo de lo eterno, de lo inmenso, de lo distante que nos parece tener al alcance de las manos.

 He caminado por ella, por él, por mi, por nosotros o no sé por quien, y si he aprendido algo tampoco lo sé, porque el bosque por el que me ha tocado atravesar está lleno de quimeras, de sueños, de recovecos, de torceduras, de engaños, de carcajadas, de guitarras viejas y de bandoneones desvencijados en cantinas furibundas de puertos lejanos… Y al dormir he caído sobre la piedra, sobre el cieno y sobre la seda pura hasta no entender quien soy ni de donde vengo. Ya solo sé que avanzo sin mirar al camino, solo miro al horizonte donde el cielo se toca en un beso matutino con el agua, tal vez para lavarse la cara como hago yo en las mañanas para poder abrir mis ojos cansados al mundo, o como los abre la rosa para enamorar con el nuevo día y los colores de la nueva aurora al caminante retrasado que intenta alcanzarme en las alturas del saber, del beber, del vivir. Hoy he caminado hasta aquí; cansado de andar, no de haber andado, ciego de no saber, cuanto pude aprender, pero más por lo que he olvidado, que cual las olas salinas que baten los arrecifes los embates del vivir nos martillan a diario las sienes como martillan las cocineras la carne antes de cocerla para ablandada a golpizas.

Ya no camino, ahora corro, corro con el pensamiento que sabe que el final de mi camino está cerca, que ya no voy hacia él; más él camino viene hacia mí. Ahora ya se quien soy y que quiero, pero de poco me vale, cuando algo has aprendido es que el final ha llegado, y el secreto de la vida espiritual es ese, nunca sabrás nada por mucho que camines, porque si algo aprendes un día, es que como al caminar sobre el agua, al final de unos pasos te hundes, cuando se acerca la muerte.

Caminar es atravesar un bosque, un desierto, un valle nevado…. Y al final del camino el profesor te encuentras con el profesor que te reclama la devolución de lo aprendido, para engañar al que sigue….

sábado, 11 de agosto de 2012

MIO, LO MIO, TODO LO MIO


 MIO, LO  MIO, TODO ESTO ES MIO…

Hoy por vez primera en mi vida quiero practicar el egoísmo; quiero recoger todo lo que es mío.

Cuando nací era media noche, bajo la lluvia, en un automóvil. Nada tenia; nada heredé, solo las gotas de la lluvia refrescante  que lavó mis rasguños, limpió la sangre y alivió a mi madre del dolor de parirme. Solo los pañales se ajustaron a mi cuerpo, y esos, como todo lo exterior, se cambian, se quitan y se ponen otros nuevos incesantemente… que la única vestimenta que perdura es la coraza de sueños, o la de miedos, o la de puro derrotismo interior… y esas viven y se alojan en el alma y el corazón, que no en la piel. Nada tengo; nada soy. Todo ha sido creado antes de que yo naciera, y todo queda cuando uno parte hacia el viaje final.  Aquellos que echan prendas en un sarcófago solo alimentan los bolsillos del sepulturero deshonesto o el de los buitres humanos que pululan entre las tumbas del cementerio.

Lo mío es un absurdo; nada es eterno, nada es propio. Las joyas, las riquezas, el poder, las posesiones físicas, como la sal del agua siempre quedan aquí abajo; solo el espíritu, como el vapor del agua se eleva a las alturas.  Por eso quiero recoger en un suspiro todo lo que me pertenece, lo que he logrado, lo que me han dado; solo en un suspiro lo guardo todo, lo demás no es mi reino, lo demás es la bruma de un atardecer que pudo ser muchas cosas, y no fue ninguna, de un sueño que pudo haber sido glorioso, y fue de golpes, tropezones y aprendizaje que nunca llegó a su fin.

Hoy yo miro a mis estantes, mis gavetas, mis libreros, mi pantalla; muchas letras, garabatos, reflexiones, memorias, sueños, experiencias….Nada….y Todo.   Los espacios cada día son menores y las necesidades diarias demandan más de cada uno de nosotros sin darnos nada a cambio.

Con la muerte en un tiempo crecían los valores acumulados de las familias aunque solo fueran recortes de papeles mojados, pero hoy no; hoy cada uno de los seres vivientes en este mundo acelerado está ocupado en la carrera mortal de ganar un mendrugo para su mesa, la moneda está recargada  de ceros y el papel vale solo eso, -papel.

¿Qué, pues es lo mio?  Menos que un suspiro, una burbuja que salta de la jabonera y se pierde entre mis cabellos ausentes.  Mañana en y por el incinerador de la ciudad las cenizas de mis letras esparcidas en pantanos de relleno sirven al menos para un fin. Esa es mi herencia, es la de todos, como dice el cura al despedir el duelo de un muerto junto al hueco que espera bajo la tierra: ¨Tierra a la tierra, cenizas a las cenizas,¨ mis huesos quemados (¡Oh, perdón, incinerados) y mis escritos, esos  SI, quemados…

Mientras en esos momentos  en la cama de un hospital da su primer grito un bebé que nace, que trata de anunciar que ha llegado el nuevo profeta, el nuevo día… es mi relevo, es el nuevo soñador que recoge la batuta y a lo mejor  llega dirigir mi orquesta que no ha sido.

Hoy he decidido, digo, recoger todo lo que es mio en un suspiro, en la bocanada de humo de un aromático puro, en la burbuja  juguetona de la ola que se reventó contra el arrecife en su carrera loca en busca de una aventura;  en la sonrisa del cocodrilo antes de engullirse el becerro...que es lo más grande que puedo tener y en la carretera un viandante cansado que solicita el alivio de parte del rico automovilista  que pasa inconsciente que se ríe y se aleja.  Mi vida es esa flor de un día que se abrió  al amanecer creyendo que era una rosa y no llegó a ser más que una yerba a la que se le recortan las espigas cada semana. Hoy quiero recoger lo mio, clamar  mis todos y mis menos, tomar mi desvencijada lira y sentarme a la orilla del mar con un caracol ahuecado a tocar trompetas  hasta que un cangrejo  sociable se acerque a mirarme… y yo a él.

¿Qué soy, quién soy? 

El pobre destello apagado de la luz que quiso ser faro y nunca pasó de ser yesca extraviada debajo de las arenas y cenizas abandonadas  por unos jóvenes que festejaban el nacimiento de una abeja enloquecida. Si, porque somos algunos quienes nacemos ya con el cerebro trastornado, y siempre queremos rehacer los pasados de otros mundos, de otras dimensiones en que hemos vivido, y tal vez amado, porque ser loco es solo del alma, el cuerpo no sabe de esas cosas del espíritu, del existir ni por de qué estamos aquí.  Todo lo que es mio está aquí en mi pecho,  acurrucado entre mis brazos, atado a mis sueños, … ese es el conjunto de nieblas que aparecen en mis madrugadas y se alejan cuando el sol pretende calentarlas por miedo a la claridad.  

Todo lo mio es bello, porque es burbuja al sol; y según vuela en mis sueños tornasolados de mil colores que resaltan y se alejan con el soplo de la brisa, como se muestran las caras del amor, la amistad, las joyas y las riquezas al vivir antes de abandonarte cuando llegas a la puerta de la sepultura.

Mi vida no es mi propiedad, lo mio es la nada, la niebla, el brillo del sol, la risa de la luna, la ilusión de querer ser algo y la realidad de no ser nada. Con nada nací, con nada vivo, con nada moriré.