martes, 29 de marzo de 2011

NUNCA ROMPI MIS JURAMENTOS.

TENGO EN MI HABER secretos de guerras, secretos de amistades, secretos de amores y simplemente secretos. A nadie me importa contarlos. Nunca me vi repitiendo lo que escuché, mucho menos mis juramentos. Yo no se si existe un Dios, pero muchas cosas ante El he jurado. Esos juramentos son sagados e intocables. Yo no existo,  si  no tengo honor. Para ello no necesito hablar con el cielo ni con el padre confesor; está en mi. Nunca me retracté de un juramento; nunca lo haré.

Dos veces en mi vida solamente me he permitido el lujo de enojarme y decir unas burradas; pero ni aún en esas ocasiones he retirado el juramento que le he hecho a Dios.  De nada vale clamar tanto amor a Dios, tanto amor a su voluntad, tanto amor a un hombre, si a cada paso la cólera y la soberbia nos lleva a renunciar, a maldecir, a abandonar los juramentos.  Esas cosas están muy ajenas a mi manera de pensar, sentir y ser.

Dejar que la soberbia se apropie de nuestros sentidos y el odio, aunque sea momentaneo domine nuestras expresiones es una pobre  manera de amar.  Las formaciones cerebrales de ideas que enceguecen son enfermizas y no caben en mi persona, y de amar tampoco son.

Muchas son ya las ocasiones en que esto sucede y cada vez es más bajo el nivel de los insultos, de las palabras de los lazos que nos unen, o que nos unían que ya dudo de la existencia de nuestro amor. Cuando parecía que la felicidad habia llegado, que las sombras, las mentiras, los engaños, los "hermanitos",  los "galantes caballeros", "los enfermos de asilar" habian pasado a mejor vida, surgen nuevos obstaculos ajenos a nuestras voluntades, nuevas promesas pero con palabras frias, vacias de contenido amoroso y deseos de nuevas aventuras lo suficientemente poderosas como para empañar el camino. Y un camino enfangado es muy dificil de andar.

Yo se que el dolor de la pérdida ha sido desvastador, pero he ahi el caso; dices del momento que más me necesitabas, eso yo lo creo firmemente, mas, durante todo este tiempo en lugar de pemitirme acercarme con una palabra de aliento, me has espantado para que me aleje y te deje sola con tu pena. ¿Quién te entiende  pués?

Has dicho más de una vez, y es posible que sea cierto, que ningún hombre te entiende o te ha entendido como yo te entiendo.  No creo que puedas encontrar facilmente otro hombre que te mime, te cuide y se preocupe por cada minuto de tu vida como yo, pero eso se te va de la mente en el instante en que quieres algo sea razonable o no, alcanzable o no. Y al instante te surgen los insultos y las vejaciones.  Y solo te toma medio segundo romper relaciones conmigo.   ¿Y quiéres  saber la verdad, ya que llegamos a este punto?

De tantas cosas que has hecho que no me gustan ni me convencen de ti, hay una que te he insinuado y no he dicho claramente pero voy a decirtela ahora.  Los "amigos"  que no puedes abandonar por como dices tú "Ética".    Dices que soy el amor de tu vida, tu hombre, tu marido, tu todo, pero a cada minuto rompes nuestras relaciones, me insultas me predicas odio y rencor.  Y dices que no puedes vivir sin mi.

Mas, a los que te vejan insultan y maldicen, los mantienes como amigos aún contra mi voluntad o consejos. ¿Por qué?  Con ellos nunca rompes relaciones. ¿Por qué?  Yo se bien el por qué.   Siempre quieres tener la reserva de regresar a ver si la "adoración" sigue existiendo porque para ti cada hombre, cada poeta debe adorarte.   Y por que te adoren y adulen alguna vez no te importa sacrificar mi amor.  Esa enfermedad te aqueja y es tu placer sufrirla.  ¿De qué hablamos entónces?

¿Dónde está el amor ahora? ¿Dónde están tus juramentos?  ¿Dónde está tu gran respeto a  ese Dios que dices amar tanto y que tan poco respeto le das al violar los juramentos que le haces?

¿Qué más quiéres de mí?

Me has puesto una canción titulada "¿Quien te crees Tú?"
 Tal vez tú mejor que nadie sabes la respuesta.

sábado, 19 de marzo de 2011

TE AMO CUAL ERES

TE AMO CUAL ERES




Colgada del pecho cual amuleto te llevo.

En algún rinconcito muy pequeño

guardo ese amuleto

Del cuello

como el gitano del cuento

cargo el sagrario

tejido por la mano

del Hada de los vientos

y en las tardes de invierno

los saco, los miro y de ti recuerdo.



Recuerdo

y te veo.



No sé el color de tus ojos

pardos o verdes,

puede que sean,

no sé si besas o muerdes,

y no sé cuáles son tus antojos

pero, entiende,

tu vives en mis ojos.



Cuando las tardes inclinan

sus rodillas bajo el sol,

y las golondrinas

revuelan el viejo portalón

sentado bajo el cocotero

saco el amuleto y miro

tu figura, tu sonrisa, tu sombrero

transparentes

imponerse al trovador

y en mi mente

silentes

tus recuerdos,

aquellos que no existieron,

que nunca míos fueron,

y que nunca vi

pero sentí

porque era tu amor.



Nunca te vi,

pero te veo,

nunca estuviste junto a mí

ni a mis deseos,

mas vas aquí

en mis recuerdos

alta, bajita,

gorda, flaquita,

rubia, trigueñita,

tú, tú, tú,

sola tú.

viernes, 18 de marzo de 2011

¿QUIEN SOY YO?

Don Gilberto








¿Quién soy?

Yo creía saberlo.

Pero no; no lo sé.

Mi ego, ahora me doy cuenta

Es más alto que el Himalaya

Y sin embargo mi vida es más pequeña que esa gota de rocío

Que has visto sobre el pétalo de la rosa.

Príncipe y mendigo me han llamado;

Tengo más riquezas y menos capital que un gorrión.

Capital no se conservarlo, trae mucha preocupación.

Riquezas acumuladas y sus intereses

Creciendo mientras duermo

porque soy un aprendiz de amante.

Nunca se sabe mucho del amor.

Se puede ser ostra y hacer del grano de arena una perla

Y se puede matar una flor con una mirada.

Yo quería ser.



Si. Yo quería ser.

Y dediqué cada minuto de mi vida a aprender

lo que hacían los otros:

los hombres, los pueblos,

los religiosos, los políticos,

los limosneros y tú.

Día vendrá en que yo vuelva a mi pueblo

Con mil cargas de cielos,

De nubes y de amores

Para producir la felicidad a los otros.

Yo he cargado mil cruces

Y bebido mi propia hiel.

Y he derramado lo que yo he creído

Que es amor por doquier.

Estudiar, obtener títulos,

Dar una caricia

Con los mismos dedos que apreté un gatillo,

Dirigir más de cien jueces y abogados;

Ser amigo de presidentes,

De delincuentes,

De terroristas...

Eso lo han dicho unos

Y otros lo han creído.

No sé yo el por qué.

No, no lo sé

No, no sé por qué;

Yo no soy más que un pobre fulano

Que a remos y cojeando

camina sobre las fangosas

Calles de camas y soledades

En cuerpos y caderas, destellando sin luz.

Fantasma soy.

Pero hasta los fantasmas invisibles, a veces

Pretenden ser bellos y coloridos.

Tal vez yo soy eso.



Solo envidio al pulpo

En cualquier instante vivo ocho vidas.

Las horas no me alcanzan

Para el día y me rio.

Nunca espero el final,

Los finales son cortes.

La buena pintura no nos viene en cuadritos, no;

Esa se desliza entre y por, y con los otros colores.

Llevo el alma en una mano. ¿La quieres tú?



Mañana te aburres y yo tengo

Mucho aun que trabajar.

Quiero ser pulpo por un instante

Para poder estar

Con mil rejos en las orillas de una playa,

Una reja, una jaula y unos senos.

¿Qué más da?



Soy el fantasma de mi ayer,

La penumbra de mis ojos...

Y no soy nada.

¡Pobre ego amigo mío,

Que no se había enterado!

Tonto.

¿No ves que siempre te guardé en las fosas más profundas de mí ser?

No se puede sin ego, ser hombre, navegante, capitán ni juez.

No se es nada.

Pero el ego mata.

Y por ello siempre te resguardé

Al tiempo que te aprisionaba.

Ya, qué más da.

Solo el espíritu fantasmal de los recuerdos.

Es lo que me queda.

¿Qué por qué entonces gritan mis carnes?

Tonto amigo...porque no se han enterado…



No, mis carnes están tersas,

Mi mente ágil, mis amores vivos,

Mis sueños vibrando aun

Y mis anhelos a gritos.

Otros a mi edad son viejos.

Muy viejos.

Ya dejaron de sentir amor y deseo de la carne…

Están muertos.

Esos que ya no aprecian una visita al museo,

Una corrida de toros...

Yo todavía me pongo los guantes

Y boxeo par de minutos...y más.

Pero es mi lucha interna.

Me voy a otros puertos.

He luchado por un ideal

Y ya mis ideas no cuentan.



He soñado con unas alturas,

Y pase por algunas,

Las otras cual agua entre los dedos,

Se me escaparon.

Ahora, cuando alguien me ofrece una limosna de amor

Recoge de mi alma y luego mira al almanaque...



Es sabio envejecer

Y es pecado mortal hacerlo.

Luego se burlan cuando aquél

Cuya voz ayer las enamoraba

Y hoy trata de elevar una tonada

Y se le va una falsa nota.

Nadie se registra el alma,

Hasta que le llega el turno.

Y entonces, ya es muy tarde.

Mi turno no anda lejos...

Soy viejo, ya lo sé.



Y hace unos días un joven apuesto,

Bello y galante me preguntaba:

¿Cómo lo hace usted?

Yo daría la mitad de mi vida

Por aprender con usted...

Gracias, hijo, pero media vida

No sería suficiente,

Solo tienes unos veinte.

Escala la montaña,

Préstale tus zapatos al otro

Y camina sin ellos,

Gánatelo, no lo tomes al pasar;

Cuídalo y déjalo seguir.



Ellas te oirán.

Pero, es que usted tiene magia,

Lo de usted parece tan sencillo....

No, hijo; no es magia es lo segundo.

Es lo sencillo.

No creas que eres una roca.

Tu firmeza es temporal,

Cubito de hielo somos,

Duros ahora, agua al canal después.

Y esa gota de agua que acabas de beber,

Luego que limpie tu sistema regresará a la tierra,

Se calienta, evapora se eleva y forma bella

o amenazadora nube,

Te cae sobre el jardín y lo hace florecer,

Y le enjuaga las manos a la mujer

Que con ellas te ha de acariciar.



Y cuando miro a mí alrededor

Estoy sobre una piedra,

En el medio de la mar… Solo.

Solo soy.

Solo estoy y solo he estado

En medio de la multitud

Mi vida entera.

Jamás me compartí.

Jamás le permití a nadie mirar a mis adentros.

No importa cómo, donde ni por qué.

Los torturadores han lastimado mi cuerpo,

Las guerras también,

Pero mi sonrisa no

Cesa, mi cerebro labora.

Nadie penetra allí.

Nadie nunca pudo.

Nadie podrá.

Y mis pieles no cuelgan aún.

Pero el tiempo se acorta.



Y otras me quieren cortar.

Tengo una amiga muy bella,

37 añitos, china pura,

Criada y educada aquí.

Fue mi discípula la muy pilla.

Me abraza, me besa y me propone a menudo.

Quítate solo 35 años

y me caso contigo.

¡YA! y lo grita ante todos.

Pobre de mí... ¿Por dónde corto?

Viejo verde, azul o candelillas sobre el agua.

Tonto mejor.

Quiero salvar a mi Patria y no puedo

Cargar mis costillas,

Quiero escalar más montañas,

Volver a caminar sobre un cable de acero

Entre dos barcos o entre dos rascacielos

Y ya le temo al sonido del trueno.

¿Ego de qué?

Quiero ser pulpo tal vez para agarrarte enterita

Y que no te me escapes.

O para poder seguir atendiendo todas mis vidas regadas

Por el mundo.

Ya apenas viajo y quiero volver.

Mi vida ha sido en viajes, y en aventuras,

En cambio de paisajes, en movimiento,

En bienvenidas y adioses,

Entre risas y lágrimas

Entre almohadas, pajares y ríos...

Nadie me pudo seguir, viajo a placer.

Y ahora estoy mirando

a mi bitácora de oro,

¡oh, no, de oro no, que muy pobre es!

He borrado muchos nombres,

nadie los debe de ver.

Quien a mi lado durmió,

un secreto en mi depositó.

¿Qué historia puedo hacer?

Ríe. No soy feliz.

No he sabido serlo; nunca lo fui.

Si mi sed han calmado tus aguas,

tú me las diste, yo no las robé.

Si mi espíritu flota en las noches,

es que la muerte ronda,

y no quiere esperar que me muera

Para salir a enamorarte otra vez.

Voy a cambiar mi vida.

Voy seriamente a escribir.

Voy a silenciar mil voces

que me queman los adentros

Y tocar solo en las alas

del que fue mi corazón.



Se cansa el mundo de mí.

De mí que nada tengo ya para dar.

Un verso aquí, una ilusión allá,

Un recuerdo colgado en la pared....

Unas candelillas en la noche a la orilla del rio.





Ni siquiera las luces boreales soy.

¿Ego de qué?

Anda, vuélvete a la botella para ponerle el tapón.

Un momento, ahí, jefe; a la botella no.

¿Y por qué no?

Porque yo soy su ego,

no su mago de la botella.

Está bien, pero eso no te impide...

Señor, yo solo soy su ego,

Y en estos días usted anda trepado sobre mis hombros,

¿Qué puedo yo hacer?

¡Ah, hombre, habérmelo dicho antes!

Yo hubiera tratado, jefe, de nuevo le digo.

Pero cuando usted vio a esa mujer...

¡Calla! ¡Basta!

Como usted diga, jefe.

Vuelvo a pensar y quiero izar mis velas.

Quiero, pero no puedo.

Estoy anclado en ti.



------------------

Don Gilberto



Don Gilberto








¿Quién soy?

Yo creía saberlo.

Pero no; no lo sé.

Mi ego, ahora me doy cuenta

Es más alto que el Himalaya

Y sin embargo mi vida es más pequeña que esa gota de rocío

Que has visto sobre el pétalo de la rosa.

Príncipe y mendigo me han llamado;

Tengo más riquezas y menos capital que un gorrión.

Capital no se conservarlo, trae mucha preocupación.

Riquezas acumuladas y sus intereses

Creciendo mientras duermo

porque soy un aprendiz de amante.

Nunca se sabe mucho del amor.

Se puede ser ostra y hacer del grano de arena una perla

Y se puede matar una flor con una mirada.

Yo quería ser.



Si. Yo quería ser.

Y dediqué cada minuto de mi vida a aprender

lo que hacían los otros:

los hombres, los pueblos,

los religiosos, los políticos,

los limosneros y tú.

Día vendrá en que yo vuelva a mi pueblo

Con mil cargas de cielos,

De nubes y de amores

Para producir la felicidad a los otros.

Yo he cargado mil cruces

Y bebido mi propia hiel.

Y he derramado lo que yo he creído

Que es amor por doquier.

Estudiar, obtener títulos,

Dar una caricia

Con los mismos dedos que apreté un gatillo,

Dirigir más de cien jueces y abogados;

Ser amigo de presidentes,

De delincuentes,

De terroristas...

Eso lo han dicho unos

Y otros lo han creído.

No sé yo el por qué.

No, no lo sé

No, no sé por qué;

Yo no soy más que un pobre fulano

Que a remos y cojeando

camina sobre las fangosas

Calles de camas y soledades

En cuerpos y caderas, destellando sin luz.

Fantasma soy.

Pero hasta los fantasmas invisibles, a veces

Pretenden ser bellos y coloridos.

Tal vez yo soy eso.



Solo envidio al pulpo

En cualquier instante vivo ocho vidas.

Las horas no me alcanzan

Para el día y me rio.

Nunca espero el final,

Los finales son cortes.

La buena pintura no nos viene en cuadritos, no;

Esa se desliza entre y por, y con los otros colores.

Llevo el alma en una mano. ¿La quieres tú?



Mañana te aburres y yo tengo

Mucho aun que trabajar.

Quiero ser pulpo por un instante

Para poder estar

Con mil rejos en las orillas de una playa,

Una reja, una jaula y unos senos.

¿Qué más da?



Soy el fantasma de mi ayer,

La penumbra de mis ojos...

Y no soy nada.

¡Pobre ego amigo mío,

Que no se había enterado!

Tonto.

¿No ves que siempre te guardé en las fosas más profundas de mí ser?

No se puede sin ego, ser hombre, navegante, capitán ni juez.

No se es nada.

Pero el ego mata.

Y por ello siempre te resguardé

Al tiempo que te aprisionaba.

Ya, qué más da.

Solo el espíritu fantasmal de los recuerdos.

Es lo que me queda.

¿Qué por qué entonces gritan mis carnes?

Tonto amigo...porque no se han enterado…



No, mis carnes están tersas,

Mi mente ágil, mis amores vivos,

Mis sueños vibrando aun

Y mis anhelos a gritos.

Otros a mi edad son viejos.

Muy viejos.

Ya dejaron de sentir amor y deseo de la carne…

Están muertos.

Esos que ya no aprecian una visita al museo,

Una corrida de toros...

Yo todavía me pongo los guantes

Y boxeo par de minutos...y más.

Pero es mi lucha interna.

Me voy a otros puertos.

He luchado por un ideal

Y ya mis ideas no cuentan.



He soñado con unas alturas,

Y pase por algunas,

Las otras cual agua entre los dedos,

Se me escaparon.

Ahora, cuando alguien me ofrece una limosna de amor

Recoge de mi alma y luego mira al almanaque...



Es sabio envejecer

Y es pecado mortal hacerlo.

Luego se burlan cuando aquél

Cuya voz ayer las enamoraba

Y hoy trata de elevar una tonada

Y se le va una falsa nota.

Nadie se registra el alma,

Hasta que le llega el turno.

Y entonces, ya es muy tarde.

Mi turno no anda lejos...

Soy viejo, ya lo sé.



Y hace unos días un joven apuesto,

Bello y galante me preguntaba:

¿Cómo lo hace usted?

Yo daría la mitad de mi vida

Por aprender con usted...

Gracias, hijo, pero media vida

No sería suficiente,

Solo tienes unos veinte.

Escala la montaña,

Préstale tus zapatos al otro

Y camina sin ellos,

Gánatelo, no lo tomes al pasar;

Cuídalo y déjalo seguir.



Ellas te oirán.

Pero, es que usted tiene magia,

Lo de usted parece tan sencillo....

No, hijo; no es magia es lo segundo.

Es lo sencillo.

No creas que eres una roca.

Tu firmeza es temporal,

Cubito de hielo somos,

Duros ahora, agua al canal después.

Y esa gota de agua que acabas de beber,

Luego que limpie tu sistema regresará a la tierra,

Se calienta, evapora se eleva y forma bella

o amenazadora nube,

Te cae sobre el jardín y lo hace florecer,

Y le enjuaga las manos a la mujer

Que con ellas te ha de acariciar.



Y cuando miro a mí alrededor

Estoy sobre una piedra,

En el medio de la mar… Solo.

Solo soy.

Solo estoy y solo he estado

En medio de la multitud

Mi vida entera.

Jamás me compartí.

Jamás le permití a nadie mirar a mis adentros.

No importa cómo, donde ni por qué.

Los torturadores han lastimado mi cuerpo,

Las guerras también,

Pero mi sonrisa no

Cesa, mi cerebro labora.

Nadie penetra allí.

Nadie nunca pudo.

Nadie podrá.

Y mis pieles no cuelgan aún.

Pero el tiempo se acorta.



Y otras me quieren cortar.

Tengo una amiga muy bella,

37 añitos, china pura,

Criada y educada aquí.

Fue mi discípula la muy pilla.

Me abraza, me besa y me propone a menudo.

Quítate solo 35 años

y me caso contigo.

¡YA! y lo grita ante todos.

Pobre de mí... ¿Por dónde corto?

Viejo verde, azul o candelillas sobre el agua.

Tonto mejor.

Quiero salvar a mi Patria y no puedo

Cargar mis costillas,

Quiero escalar más montañas,

Volver a caminar sobre un cable de acero

Entre dos barcos o entre dos rascacielos

Y ya le temo al sonido del trueno.

¿Ego de qué?

Quiero ser pulpo tal vez para agarrarte enterita

Y que no te me escapes.

O para poder seguir atendiendo todas mis vidas regadas

Por el mundo.

Ya apenas viajo y quiero volver.

Mi vida ha sido en viajes, y en aventuras,

En cambio de paisajes, en movimiento,

En bienvenidas y adioses,

Entre risas y lágrimas

Entre almohadas, pajares y ríos...

Nadie me pudo seguir, viajo a placer.

Y ahora estoy mirando

a mi bitácora de oro,

¡oh, no, de oro no, que muy pobre es!

He borrado muchos nombres,

nadie los debe de ver.

Quien a mi lado durmió,

un secreto en mi depositó.

¿Qué historia puedo hacer?

Ríe. No soy feliz.

No he sabido serlo; nunca lo fui.

Si mi sed han calmado tus aguas,

tú me las diste, yo no las robé.

Si mi espíritu flota en las noches,

es que la muerte ronda,

y no quiere esperar que me muera

Para salir a enamorarte otra vez.

Voy a cambiar mi vida.

Voy seriamente a escribir.

Voy a silenciar mil voces

que me queman los adentros

Y tocar solo en las alas

del que fue mi corazón.



Se cansa el mundo de mí.

De mí que nada tengo ya para dar.

Un verso aquí, una ilusión allá,

Un recuerdo colgado en la pared....

Unas candelillas en la noche a la orilla del rio.





Ni siquiera las luces boreales soy.

¿Ego de qué?

Anda, vuélvete a la botella para ponerle el tapón.

Un momento, ahí, jefe; a la botella no.

¿Y por qué no?

Porque yo soy su ego,

no su mago de la botella.

Está bien, pero eso no te impide...

Señor, yo solo soy su ego,

Y en estos días usted anda trepado sobre mis hombros,

¿Qué puedo yo hacer?

¡Ah, hombre, habérmelo dicho antes!

Yo hubiera tratado, jefe, de nuevo le digo.

Pero cuando usted vio a esa mujer...

¡Calla! ¡Basta!

Como usted diga, jefe.

Vuelvo a pensar y quiero izar mis velas.

Quiero, pero no puedo.

Estoy anclado en ti.



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Don Gilberto