CUBA, RACIMO DE CORAZONES.
Si, eso es nuestra Patria:
Un gran racimo de corazones, de gentes buenas y nobles, de padres amantes e hijos nobles que por demasiado tiempo ya son sojuzgados, abusados, utilizados y asesinados, sin que esos mismos corazones se atrevan a chistar.
¡Yo tengo fé en el cubano!
Yo sé que el cubano es bueno;
pero hay que entenderlo en sus propios términos.
Como las uvas maduras pidiendo que las tomen de la enredadera, el total de las cosas que están pasando hoy en Cuba, parecen indicar que ya es hora de recoger la cosecha. Todos sabemos que el transporte y las comunicaciones, asi como las relaciones entre cosecheros y vinateros son bastante deficiles aun hoy; pero la electrónica ha comenzado a dar sus frutos también. Pero hay que cortar los tallos, hay que cargar las cestas y hay que apretar los pies dentro de las bateas, para sacarles el jugo. O no habrá vino.
Cuba, con tantos millones de ciudadanos hambrientos, enojados, tristes, descontentos y que cargan en sus cerebros un conocimiento si no de las circunstancias que rodean sus vidas, al menos de quienes son, y como están los vejetes que siguen decidiendo que hacer con esos millones de vidas. Pero callan.
Muchos callan por miedo, lo entendemos. Otros callan porque quieren quedar vivos en el hoy y para el mañana, y solo unos pocos son capaces de hacer algo por todos. Irónico proceder.
Las fórmulas acomodaticias de los pichones de águilas en la cima de la montaña esperando que les traigan la liebre y se la deshilachen también. ¡Once millones contra un enfermo y un borracho!
Nadie sabe de números. tampoco nadie parece que se ha enterado de qué pasó en Timisoara, ni de "Fuenteovejunta", ni de que los dictadores huyen cuando la candela es brava; ¡Nadie!
Los brasileños colgaron al fuerte dictador Getulio Vargas delante del palacio. Los italianos colgaron a Mussolini de unos hierros viejos, Hitler fué quemado dentro de sus bunkers, Trujillo, Somoza, la lista es larga. Un dictador es solo un hombre. Uno solo. Y once millones son un número algo mayorcito.
Pero las uvas se están cayendo de la mata. Las ardillas, si queda alguna, se están comiendo los plátanos y el demonio se está comiendo los higados...¿De qué vale dar el pésame al caido?
El enemigo está ahi, delante, derelicto, enclenque, borracho...
Pero alli, dentro de la finca.
Más acá está el cercado. Más acá está el agua...y también más acá está el gigantezco amigo que es nuestro, pero los proteje a ellos. No podemos desde acá nosotros atravesar el mar, ni mucho menos partirlo cual lo hiciera, dicen, Moisés. Alli. Alli, dentro de la finca están las enredaderas y hay los brazos, y existen las voluntades, y las mentes y la inteligencias....solo falta la decisión.
Yo me niego a creer que los cubanos de ayer éramos más valientes, más patriotas ni mejores que los cubanos de hoy. No; yo no creo eso. Yo solo creo que les falta una voz. Una voz de mando. No, no una voz de reclamo ni de queja. Pedirle al torturador clemencia sin bajarse los pantalones, esperar misericordia de quien impone el mal,...esperemos que los mares se queden sin sal un dia; eso sucederá primero, o el infierno se congelará...tal vez.
A los Castros y sus secuaces hay que sacarlos como entraron: por la fuerza. Y quienes quieran libertad ya va siendo, después de más de medio siglo, más que suficiente tiempo de que lo entendamos. O se les saca por la fuerza unida del pueblo, en cuyo caso seria cuestión de unas horas y tres muertos, o se espera hasta que el diablo decida que ya los uso lo suficiente, se los lleva y venga el caos de los hijos herederos del trono, como pasa en Korea del Norte y otros rincones.
Ya muchas veces he oido a los que solo supieron gritar ayer contra los que nos oponemos, y hoy gritan junto a nosotros, y más alto aún que nosotros, que esto es cuestión de los jóvenes, que los viejos deben quitarse del camino y dejarlos a ellos actuar.
Nada más nos agradaria a los que estamos viejos si, pero que hemos dedicado todas nuestras vidas a La Patria, ver a la juventud en las trincheras para relevarnos. Nada más grande podria suceder para llenarnos de orgullo. Pero, ¿dónde están?
Alli, al pie del cañon hay unos cuantos, hembras y machos que se saben amarrar los pantalones y llevan en sus tripas más corazón que un ejército conquistador. ¡Gloria a Dios y a La Patria por esas mujeres y esos hombres! Pero desgraciadamente son muy pocos, como siempre ha sido. La carga grande siempre cae sobre los hombros más pequeños, aunque estos lleven en sus mochilas más de aquellos que el Caballo de Maceo tenia.
Pero de sus mismas barriadas, de sus mismas gentes también salen los cuatro gatos que, miseros lobos y serpientes en desgarradas camisetas, porque ni camisas les da el amo, salen a insultar, vejar y golpear a mujeres y niñas indefensas que solo saben vestir de blanco porque ese es el color de la inocencia.
¿De modo que cómo les vamos a dejar en sus manos el timón de la nave? ¿A quién? ¿En qué manos?
Pero nosotros también, los unos ya cayeron, los otros estamos viejos y achacosos aunque nos vean en la primera linea de trincheras y ni aunque quisiéramos estariamos en condiciones de recoger el fruto. El fruto es todo suyo. ...pero hay que cortarlo de la raiz.
Que nadie espere por el americano, ni por el dios, ni por Radio Marti, ni por los defenestrados que tienen el control de las ondas radiales y de televisión, eso ayuda a informar. Punto. Eso está bien, es útil, es necesario para mantener la llama ardiendo. Pero hasta ahi. ¡Ni un punto más! Cada uno se de nosotros tiene que calzar su propio zapato, y si le aprieta, que haga como esos animalitos marinos que cambian de caracol, pero que ande con sus propios piés y...
¡Pa'Lante!
DonGilberto
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