viernes, 18 de marzo de 2011

¿QUIEN SOY YO?

Don Gilberto








¿Quién soy?

Yo creía saberlo.

Pero no; no lo sé.

Mi ego, ahora me doy cuenta

Es más alto que el Himalaya

Y sin embargo mi vida es más pequeña que esa gota de rocío

Que has visto sobre el pétalo de la rosa.

Príncipe y mendigo me han llamado;

Tengo más riquezas y menos capital que un gorrión.

Capital no se conservarlo, trae mucha preocupación.

Riquezas acumuladas y sus intereses

Creciendo mientras duermo

porque soy un aprendiz de amante.

Nunca se sabe mucho del amor.

Se puede ser ostra y hacer del grano de arena una perla

Y se puede matar una flor con una mirada.

Yo quería ser.



Si. Yo quería ser.

Y dediqué cada minuto de mi vida a aprender

lo que hacían los otros:

los hombres, los pueblos,

los religiosos, los políticos,

los limosneros y tú.

Día vendrá en que yo vuelva a mi pueblo

Con mil cargas de cielos,

De nubes y de amores

Para producir la felicidad a los otros.

Yo he cargado mil cruces

Y bebido mi propia hiel.

Y he derramado lo que yo he creído

Que es amor por doquier.

Estudiar, obtener títulos,

Dar una caricia

Con los mismos dedos que apreté un gatillo,

Dirigir más de cien jueces y abogados;

Ser amigo de presidentes,

De delincuentes,

De terroristas...

Eso lo han dicho unos

Y otros lo han creído.

No sé yo el por qué.

No, no lo sé

No, no sé por qué;

Yo no soy más que un pobre fulano

Que a remos y cojeando

camina sobre las fangosas

Calles de camas y soledades

En cuerpos y caderas, destellando sin luz.

Fantasma soy.

Pero hasta los fantasmas invisibles, a veces

Pretenden ser bellos y coloridos.

Tal vez yo soy eso.



Solo envidio al pulpo

En cualquier instante vivo ocho vidas.

Las horas no me alcanzan

Para el día y me rio.

Nunca espero el final,

Los finales son cortes.

La buena pintura no nos viene en cuadritos, no;

Esa se desliza entre y por, y con los otros colores.

Llevo el alma en una mano. ¿La quieres tú?



Mañana te aburres y yo tengo

Mucho aun que trabajar.

Quiero ser pulpo por un instante

Para poder estar

Con mil rejos en las orillas de una playa,

Una reja, una jaula y unos senos.

¿Qué más da?



Soy el fantasma de mi ayer,

La penumbra de mis ojos...

Y no soy nada.

¡Pobre ego amigo mío,

Que no se había enterado!

Tonto.

¿No ves que siempre te guardé en las fosas más profundas de mí ser?

No se puede sin ego, ser hombre, navegante, capitán ni juez.

No se es nada.

Pero el ego mata.

Y por ello siempre te resguardé

Al tiempo que te aprisionaba.

Ya, qué más da.

Solo el espíritu fantasmal de los recuerdos.

Es lo que me queda.

¿Qué por qué entonces gritan mis carnes?

Tonto amigo...porque no se han enterado…



No, mis carnes están tersas,

Mi mente ágil, mis amores vivos,

Mis sueños vibrando aun

Y mis anhelos a gritos.

Otros a mi edad son viejos.

Muy viejos.

Ya dejaron de sentir amor y deseo de la carne…

Están muertos.

Esos que ya no aprecian una visita al museo,

Una corrida de toros...

Yo todavía me pongo los guantes

Y boxeo par de minutos...y más.

Pero es mi lucha interna.

Me voy a otros puertos.

He luchado por un ideal

Y ya mis ideas no cuentan.



He soñado con unas alturas,

Y pase por algunas,

Las otras cual agua entre los dedos,

Se me escaparon.

Ahora, cuando alguien me ofrece una limosna de amor

Recoge de mi alma y luego mira al almanaque...



Es sabio envejecer

Y es pecado mortal hacerlo.

Luego se burlan cuando aquél

Cuya voz ayer las enamoraba

Y hoy trata de elevar una tonada

Y se le va una falsa nota.

Nadie se registra el alma,

Hasta que le llega el turno.

Y entonces, ya es muy tarde.

Mi turno no anda lejos...

Soy viejo, ya lo sé.



Y hace unos días un joven apuesto,

Bello y galante me preguntaba:

¿Cómo lo hace usted?

Yo daría la mitad de mi vida

Por aprender con usted...

Gracias, hijo, pero media vida

No sería suficiente,

Solo tienes unos veinte.

Escala la montaña,

Préstale tus zapatos al otro

Y camina sin ellos,

Gánatelo, no lo tomes al pasar;

Cuídalo y déjalo seguir.



Ellas te oirán.

Pero, es que usted tiene magia,

Lo de usted parece tan sencillo....

No, hijo; no es magia es lo segundo.

Es lo sencillo.

No creas que eres una roca.

Tu firmeza es temporal,

Cubito de hielo somos,

Duros ahora, agua al canal después.

Y esa gota de agua que acabas de beber,

Luego que limpie tu sistema regresará a la tierra,

Se calienta, evapora se eleva y forma bella

o amenazadora nube,

Te cae sobre el jardín y lo hace florecer,

Y le enjuaga las manos a la mujer

Que con ellas te ha de acariciar.



Y cuando miro a mí alrededor

Estoy sobre una piedra,

En el medio de la mar… Solo.

Solo soy.

Solo estoy y solo he estado

En medio de la multitud

Mi vida entera.

Jamás me compartí.

Jamás le permití a nadie mirar a mis adentros.

No importa cómo, donde ni por qué.

Los torturadores han lastimado mi cuerpo,

Las guerras también,

Pero mi sonrisa no

Cesa, mi cerebro labora.

Nadie penetra allí.

Nadie nunca pudo.

Nadie podrá.

Y mis pieles no cuelgan aún.

Pero el tiempo se acorta.



Y otras me quieren cortar.

Tengo una amiga muy bella,

37 añitos, china pura,

Criada y educada aquí.

Fue mi discípula la muy pilla.

Me abraza, me besa y me propone a menudo.

Quítate solo 35 años

y me caso contigo.

¡YA! y lo grita ante todos.

Pobre de mí... ¿Por dónde corto?

Viejo verde, azul o candelillas sobre el agua.

Tonto mejor.

Quiero salvar a mi Patria y no puedo

Cargar mis costillas,

Quiero escalar más montañas,

Volver a caminar sobre un cable de acero

Entre dos barcos o entre dos rascacielos

Y ya le temo al sonido del trueno.

¿Ego de qué?

Quiero ser pulpo tal vez para agarrarte enterita

Y que no te me escapes.

O para poder seguir atendiendo todas mis vidas regadas

Por el mundo.

Ya apenas viajo y quiero volver.

Mi vida ha sido en viajes, y en aventuras,

En cambio de paisajes, en movimiento,

En bienvenidas y adioses,

Entre risas y lágrimas

Entre almohadas, pajares y ríos...

Nadie me pudo seguir, viajo a placer.

Y ahora estoy mirando

a mi bitácora de oro,

¡oh, no, de oro no, que muy pobre es!

He borrado muchos nombres,

nadie los debe de ver.

Quien a mi lado durmió,

un secreto en mi depositó.

¿Qué historia puedo hacer?

Ríe. No soy feliz.

No he sabido serlo; nunca lo fui.

Si mi sed han calmado tus aguas,

tú me las diste, yo no las robé.

Si mi espíritu flota en las noches,

es que la muerte ronda,

y no quiere esperar que me muera

Para salir a enamorarte otra vez.

Voy a cambiar mi vida.

Voy seriamente a escribir.

Voy a silenciar mil voces

que me queman los adentros

Y tocar solo en las alas

del que fue mi corazón.



Se cansa el mundo de mí.

De mí que nada tengo ya para dar.

Un verso aquí, una ilusión allá,

Un recuerdo colgado en la pared....

Unas candelillas en la noche a la orilla del rio.





Ni siquiera las luces boreales soy.

¿Ego de qué?

Anda, vuélvete a la botella para ponerle el tapón.

Un momento, ahí, jefe; a la botella no.

¿Y por qué no?

Porque yo soy su ego,

no su mago de la botella.

Está bien, pero eso no te impide...

Señor, yo solo soy su ego,

Y en estos días usted anda trepado sobre mis hombros,

¿Qué puedo yo hacer?

¡Ah, hombre, habérmelo dicho antes!

Yo hubiera tratado, jefe, de nuevo le digo.

Pero cuando usted vio a esa mujer...

¡Calla! ¡Basta!

Como usted diga, jefe.

Vuelvo a pensar y quiero izar mis velas.

Quiero, pero no puedo.

Estoy anclado en ti.



------------------

Don Gilberto



Don Gilberto








¿Quién soy?

Yo creía saberlo.

Pero no; no lo sé.

Mi ego, ahora me doy cuenta

Es más alto que el Himalaya

Y sin embargo mi vida es más pequeña que esa gota de rocío

Que has visto sobre el pétalo de la rosa.

Príncipe y mendigo me han llamado;

Tengo más riquezas y menos capital que un gorrión.

Capital no se conservarlo, trae mucha preocupación.

Riquezas acumuladas y sus intereses

Creciendo mientras duermo

porque soy un aprendiz de amante.

Nunca se sabe mucho del amor.

Se puede ser ostra y hacer del grano de arena una perla

Y se puede matar una flor con una mirada.

Yo quería ser.



Si. Yo quería ser.

Y dediqué cada minuto de mi vida a aprender

lo que hacían los otros:

los hombres, los pueblos,

los religiosos, los políticos,

los limosneros y tú.

Día vendrá en que yo vuelva a mi pueblo

Con mil cargas de cielos,

De nubes y de amores

Para producir la felicidad a los otros.

Yo he cargado mil cruces

Y bebido mi propia hiel.

Y he derramado lo que yo he creído

Que es amor por doquier.

Estudiar, obtener títulos,

Dar una caricia

Con los mismos dedos que apreté un gatillo,

Dirigir más de cien jueces y abogados;

Ser amigo de presidentes,

De delincuentes,

De terroristas...

Eso lo han dicho unos

Y otros lo han creído.

No sé yo el por qué.

No, no lo sé

No, no sé por qué;

Yo no soy más que un pobre fulano

Que a remos y cojeando

camina sobre las fangosas

Calles de camas y soledades

En cuerpos y caderas, destellando sin luz.

Fantasma soy.

Pero hasta los fantasmas invisibles, a veces

Pretenden ser bellos y coloridos.

Tal vez yo soy eso.



Solo envidio al pulpo

En cualquier instante vivo ocho vidas.

Las horas no me alcanzan

Para el día y me rio.

Nunca espero el final,

Los finales son cortes.

La buena pintura no nos viene en cuadritos, no;

Esa se desliza entre y por, y con los otros colores.

Llevo el alma en una mano. ¿La quieres tú?



Mañana te aburres y yo tengo

Mucho aun que trabajar.

Quiero ser pulpo por un instante

Para poder estar

Con mil rejos en las orillas de una playa,

Una reja, una jaula y unos senos.

¿Qué más da?



Soy el fantasma de mi ayer,

La penumbra de mis ojos...

Y no soy nada.

¡Pobre ego amigo mío,

Que no se había enterado!

Tonto.

¿No ves que siempre te guardé en las fosas más profundas de mí ser?

No se puede sin ego, ser hombre, navegante, capitán ni juez.

No se es nada.

Pero el ego mata.

Y por ello siempre te resguardé

Al tiempo que te aprisionaba.

Ya, qué más da.

Solo el espíritu fantasmal de los recuerdos.

Es lo que me queda.

¿Qué por qué entonces gritan mis carnes?

Tonto amigo...porque no se han enterado…



No, mis carnes están tersas,

Mi mente ágil, mis amores vivos,

Mis sueños vibrando aun

Y mis anhelos a gritos.

Otros a mi edad son viejos.

Muy viejos.

Ya dejaron de sentir amor y deseo de la carne…

Están muertos.

Esos que ya no aprecian una visita al museo,

Una corrida de toros...

Yo todavía me pongo los guantes

Y boxeo par de minutos...y más.

Pero es mi lucha interna.

Me voy a otros puertos.

He luchado por un ideal

Y ya mis ideas no cuentan.



He soñado con unas alturas,

Y pase por algunas,

Las otras cual agua entre los dedos,

Se me escaparon.

Ahora, cuando alguien me ofrece una limosna de amor

Recoge de mi alma y luego mira al almanaque...



Es sabio envejecer

Y es pecado mortal hacerlo.

Luego se burlan cuando aquél

Cuya voz ayer las enamoraba

Y hoy trata de elevar una tonada

Y se le va una falsa nota.

Nadie se registra el alma,

Hasta que le llega el turno.

Y entonces, ya es muy tarde.

Mi turno no anda lejos...

Soy viejo, ya lo sé.



Y hace unos días un joven apuesto,

Bello y galante me preguntaba:

¿Cómo lo hace usted?

Yo daría la mitad de mi vida

Por aprender con usted...

Gracias, hijo, pero media vida

No sería suficiente,

Solo tienes unos veinte.

Escala la montaña,

Préstale tus zapatos al otro

Y camina sin ellos,

Gánatelo, no lo tomes al pasar;

Cuídalo y déjalo seguir.



Ellas te oirán.

Pero, es que usted tiene magia,

Lo de usted parece tan sencillo....

No, hijo; no es magia es lo segundo.

Es lo sencillo.

No creas que eres una roca.

Tu firmeza es temporal,

Cubito de hielo somos,

Duros ahora, agua al canal después.

Y esa gota de agua que acabas de beber,

Luego que limpie tu sistema regresará a la tierra,

Se calienta, evapora se eleva y forma bella

o amenazadora nube,

Te cae sobre el jardín y lo hace florecer,

Y le enjuaga las manos a la mujer

Que con ellas te ha de acariciar.



Y cuando miro a mí alrededor

Estoy sobre una piedra,

En el medio de la mar… Solo.

Solo soy.

Solo estoy y solo he estado

En medio de la multitud

Mi vida entera.

Jamás me compartí.

Jamás le permití a nadie mirar a mis adentros.

No importa cómo, donde ni por qué.

Los torturadores han lastimado mi cuerpo,

Las guerras también,

Pero mi sonrisa no

Cesa, mi cerebro labora.

Nadie penetra allí.

Nadie nunca pudo.

Nadie podrá.

Y mis pieles no cuelgan aún.

Pero el tiempo se acorta.



Y otras me quieren cortar.

Tengo una amiga muy bella,

37 añitos, china pura,

Criada y educada aquí.

Fue mi discípula la muy pilla.

Me abraza, me besa y me propone a menudo.

Quítate solo 35 años

y me caso contigo.

¡YA! y lo grita ante todos.

Pobre de mí... ¿Por dónde corto?

Viejo verde, azul o candelillas sobre el agua.

Tonto mejor.

Quiero salvar a mi Patria y no puedo

Cargar mis costillas,

Quiero escalar más montañas,

Volver a caminar sobre un cable de acero

Entre dos barcos o entre dos rascacielos

Y ya le temo al sonido del trueno.

¿Ego de qué?

Quiero ser pulpo tal vez para agarrarte enterita

Y que no te me escapes.

O para poder seguir atendiendo todas mis vidas regadas

Por el mundo.

Ya apenas viajo y quiero volver.

Mi vida ha sido en viajes, y en aventuras,

En cambio de paisajes, en movimiento,

En bienvenidas y adioses,

Entre risas y lágrimas

Entre almohadas, pajares y ríos...

Nadie me pudo seguir, viajo a placer.

Y ahora estoy mirando

a mi bitácora de oro,

¡oh, no, de oro no, que muy pobre es!

He borrado muchos nombres,

nadie los debe de ver.

Quien a mi lado durmió,

un secreto en mi depositó.

¿Qué historia puedo hacer?

Ríe. No soy feliz.

No he sabido serlo; nunca lo fui.

Si mi sed han calmado tus aguas,

tú me las diste, yo no las robé.

Si mi espíritu flota en las noches,

es que la muerte ronda,

y no quiere esperar que me muera

Para salir a enamorarte otra vez.

Voy a cambiar mi vida.

Voy seriamente a escribir.

Voy a silenciar mil voces

que me queman los adentros

Y tocar solo en las alas

del que fue mi corazón.



Se cansa el mundo de mí.

De mí que nada tengo ya para dar.

Un verso aquí, una ilusión allá,

Un recuerdo colgado en la pared....

Unas candelillas en la noche a la orilla del rio.





Ni siquiera las luces boreales soy.

¿Ego de qué?

Anda, vuélvete a la botella para ponerle el tapón.

Un momento, ahí, jefe; a la botella no.

¿Y por qué no?

Porque yo soy su ego,

no su mago de la botella.

Está bien, pero eso no te impide...

Señor, yo solo soy su ego,

Y en estos días usted anda trepado sobre mis hombros,

¿Qué puedo yo hacer?

¡Ah, hombre, habérmelo dicho antes!

Yo hubiera tratado, jefe, de nuevo le digo.

Pero cuando usted vio a esa mujer...

¡Calla! ¡Basta!

Como usted diga, jefe.

Vuelvo a pensar y quiero izar mis velas.

Quiero, pero no puedo.

Estoy anclado en ti.



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Don Gilberto

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