Poquito a poco
voy pasando las horas
En medio del
calor sin calor espiritual
Vivir sin calor
en el alma no es vivir, es más bien tortura, agonía,
Soledad. Yo nunca he sentido la soledad, porque
estando a solas conmigo, como dice mi poesía, estoy en mi propia compañía,
estoy conmigo. Aún en los peores momentos de mi vida he estado solo, ya sea
SOLO, de que no hay nadie más, o SOLO de que aún en medio de la multitud estoy
solo…. Solo en una tribuna, solo el en mar flotando, solo en la prisión frente
a la muerte, solo en una cantina miserable en algún puerto olvidado del mundo,
siempre solo…..
Los seres que me
aman, los que me rodean, los que me odia, todos y ninguno jamás realmente
han visto dentro de mi alma, nadie se
aventuró jamás a penetrar mis sentimientos. Cada cual es SU YO interno, cada
cual es uno, asi somos todos, pero los más suelen entregarse del todo. Pero a
mi la niñez me enseñó a no hacerlo…. Muy temprano aprendí lo que es la
traición, lo que es la falsedad, lo que es la mentira, los que es la amistad y
lo que es el amor.
Y aprendí a
valorar y discernir y discriminar y a analizar en silencio y sin que nadie vea
como pienso, como siento, como vibro por dentro, porque cada vez que me entregué
perdí. Son muchas las traiciones de los mejores amigos, las falsedades de los
admiradores, la doblez del amor.
Soy un zombí de
la sociedad. En mi cerebro se alojan
sentimientos puros y la vida me impone sentimientos obscurísimos por otro lado,
quiero dar amor y encuentro espinas, quiero ver libertad y encuentro tonterías,
por no decir mas, quiero llegar antes de morir a ver mis ideales realizados y
ya las fuerzas me faltan…. La vida es así de cruel, la sociedad tiene sus
cauces como las aguas en su viaje de la montaña hacia el mar. Y como esas mismas aguas las gotas que caen
por los laterales se pierden entre las malezas del monte o en algún hueco de
las piedras.
He sobrevivido
por casi milagro aunque no creo en milagros religiosos, porque de alguna manera no se ha llegado mi hora. Cuando llegué ya es tiempo. Y por la naturaleza misma ya no debe tardar
esa hora…
Mañana será otra
canción, otro soplo de la brisa, otro vuelo de las palomas, o tal vez una
golondrina extraviada me indicará la nube que guie mi próximo paso… Tal vez esa vieja brújula que conservo en un
rincón aún me pueda guiar al cruzar el próximo lago, al izar las velas por el
nuevo mar…. Al emprender el viaje hacia el eterno… tal vez allí se encuentre el
valle de rosas, el jardín de la serena tranquilidad que muchos creen felicidad…O tal vez una sonrisa guie los
vientos que hinchan las velas en la nave del olvido…..O más allá tal vez los
remos de la barca de Caronte en la cueva que lleva al fondo que nos describiera
Dante…. Donde el diablo mismo me espere con un fuego listo para cocinarme.
Al final a mi una
brujita de una islita misteriosa me metió en un
caldero después que su piratas me atraparon en el mar y me guisó con un
montón de yerbas olorosas y me puso en la mesa y los nativos salvajes me
cortaron en pedacitos como las costillas y masitas del lechón y me comieron en
una navidad de sus santos. En esos
ritos matan al hombre o lo cocinan vivo, como a mi, y se reparten las costillas
y cuando acaban con la cena tiran los pocos huesos pelados al mar para que
también coman los tiburones y los pececitos, que hay dulces para todos, como decía
el chusco criollo.
No se por qué
mares navegaré mañana, hoy estoy convencido de que conozco el rumbo… ese puerto
lejano y cercano a la vez que se llama esperanza, ese que está en el valle de
los sueños, un poquito más allá del soplo de los vientos y más acá del ruido de
la cascada y del canto de las aves, ese
punto en la costa del continente
nunca hallado, nunca descubierto, secreto de los dioses bien guardado
para el solo disfrute de los privilegiados del cielo…. Porque el cielo también
tiene sus seres favoritos. Tu que me
lees, yo, el mar, el cielo, los peces, la lluvia, los vientos, las rocas, las
espumas de las olas, aquellos de más allá, los que nunca entendieron sus buenas
suertes, todos somos hijos de Dios, pero unos son más, reciben más y los hay que
reciben la bendición del amor en gran medida, de las facilidades que le da el
entendimiento al ser, se las ventajas que da el ser hijo favorecido de Dios….
Caminemos por sobre los mares, abriguemos en nuestras alas las flechas del
destino para que se fijen en las blancas arenas del infinito, y cantemos a la
gloria del amor de Dios. Y como el
carretero con su carreta cargada de cañas de sueños les grita a sus bueyes
mientras le clava el cruel aguijón: ¡PA´LANTE!
Mañana será otro
día….
No hay comentarios:
Publicar un comentario