martes, 15 de diciembre de 2009

DE MARINEROS Y FILOSOFIA

DE FILOSOFIA Y MARINEROS.




Por Gilberto Rodriguez



Cuando entramos por la boca del puerto de San Juan de Terranova (Saint John's, Newfoundland), el oleaje estaba bastante fuerte y la niebla esporádicamente cubria el ambiente con apenas algunos claros que se formaban al romper las montañas de agua contra los arrecifes. La cadena y red de acero que protegian la profunda entrada habian sido arriadas a unos sesenta pies de profundidad porque los siete barcos que venian en nuestro grupo estaban muy cargados.



Cuando apenas el tercer barco pasaba comienzan las alarmas a sonar desde la garita artillada dentro de un tunel que habian cavado en la enorme pared de roca viva. Desde alli la vista del puerto interior y la costa exterior eran dominadas por sendos cañones y un sinfin de otras armas. Las sirenas de la ciudad comenzaron a sonar cual manada de lobos aulladores en medio de la noche...aunque era pleno dia. El invierno ya se hacia patente. Tal parece que un submarino alemán, aprovechando la oportunidad de que un carguero portugués, con su gigantesca bandera de latón del largo de la popa, y lleno de luchas mas que un árbol de navidad`para mostrar que era una nave de pais neutral, tataba de escapar de la bahia, donde en la noche anterior habia causado enormes estragos.



Muy a la callandita, para no causar el pánico entre la población que, dicho sea de paso, ese era el pan de cada dia, vigilaban sin poder atacarlo al pez de acero que habia logrado penetrar las defensas y hundir ya tres barcos, a izquierda y derecha de la bahia, desde el centro mismo, sin que los nuestros pudieran hacer un solo disparo de un lado o del otro. Todos pensamos que los alemanes estaban ansiosos por escapar de aquel encierro, pero los nazis por su parte atrapados en su propia osadia, ya no tenian mucho que perder. La cosa para ellos era de morir tratando de escapar, morir por falta de combustible y alimentos, o morir peleando en la superficie. Rendirse no parecia ser su intención. Y de nuestro lado seguian llegando barcos, ora solos, ora en pequeños grupos. Armas, petroleo, maderas, tanques...ropa, medicinas...y cerveza.



Seis o siete dias en Saint John nos dieron un respiro. Por la noches nadie podia vender cerveza en los negocios públicos. PERO, buenos cristianos que son y éramos nosotros, cada noche la propia policia nos guiaba hacia la iglesia, donde vendia en el sótano, un litro de cerveza clara por un dólar americano o uno con diez canadiense...y como beber en la via pública era delito y pecado, la propia policia nos aconsejaba esconder de ellos las verdes botellonas dentro de los largos abrigo y beberloas a hurtadillas por las orillas del mar y debajo de los trenes del ferrocarril cercano a los muelles. ¡Y que rica es la cerveza bien fria al aire libre en invierno!



94 naves no era el más grande de nuestros convoyes, pero era un cuantiosos número a la hora de protegerlos flotando en zig zag, a cuatro nudos por hora. Dos destructores y cuatro corvetas formaron nuestro círculo de protección a los que acompañaba un buque "especial" de resuélvelo todo.



El barco que yo tripulaba, que por que andábamos en la marina estadounidense cortos de personal, requeria un poquito mas de cada tripulante que lo usual. Asi que yo fungia durante el dia de contramaeste auxiliar y de noche de timonel al cargo del puente y personal. Tambien en combate y maniobras fuera de puerto, al timón. Al asignarnos las posiciones dentro de la formación del convoy, nuestro capitán, un fornido irlandés de Georgia con una gran corazón y una vasta sabiduria, escogió el último puesto de la derecha, al final de todos...Me anticipo a decirles que muchos creian que el viejo estaba loco al solicitar el puesto que mas peligro ofrecia. Mr Guerry simplemente sonreia.



Y una media noche de sabado a domingo comenzamos a desfilar por la profunda y violenta entrada de Saint John hacia algún lugar desconocido para nosotros. El U-Boat alemán, que no habia podido escapar aún, se conviritió de pronto en preocupación. ¿Escapó por debajo de nuestros barcos...? Conjeturas silentes. No olvidemos que en la guerra no se puede hablar de guerra, de enemigo, de batalla ni de muertos. Cada uno ha de guardarse sus secretos y sus temores para si mismo.

Y eso es bueno; el miedo repartido aumenta y todos tocan a más.



Por delante, Groenlandia, Islandia, Azores, ¿Por dónde vamos?



Al zigzaguear solo navegando en las direcciones que a cada media hora mas o menos el destructor de la avanzada nos indique, capitanes, pilotos y timoneles tenemos que andar muy activos y con los ojos muy abiertos. No Humo, No radio, De luces, solo las de señales para guiar el convoy o advertir de peligros. Agua y alimentos racionados. Nuevo entrenamiento a todas las tripulaciones sobre como poner la ropa junto a la cama para vestirse más rápido. Una vida ajena y sin embargo profunda. Hora de leér, si tienes la calma para ello. Y si no la tienes, entonces puedes hacerte sospechoso de ser un espia, o constituyes un peligro por cobardia. Cuidate muchacho, aqui la vida es una nuvecilla de invierno...ahora aqui, mañana desvanecida sin rumbo ni huella. Piensa en lo que amas y llénate con ello el alma. Hoy la muerte es tu compañera, mientras acostado a su lado piensas en la otra hembra: La Victoria, que ella le da el pase a La Vida.



Tres dias cansones, frios, mojados, grises, noche, dia, dia noche... El paisaje es un valle ancho, con su fondo gris verdoso

cuyas olas semejan un área arada brusamente, hecha en la pedregosa llanura móvil de una isla en el espacio sideral. El gris predomia a veces. Por estribor nor pasa a veces alguna de las corvatas de escolta. No saludes, por favor...



De pronto al segundo dia, uno de los destructores es llamado a una emergencia por algún lugar hacia el oeste. La noticia logra traspasar un radio que el capitán cuidaba muy bien en su dormitorio...uno de nuestros barcos, sin que nadie lo notara durante la noche anterior sufrió una averia en la máquina, se que quedó a la deriva y los hundieron hace unas pocas horas.



"El Submarino logró escapar de Saint John".

"U-Boat desde Groenlandia..."



Los silenciosos comentarios nos ponian los pelos de punta. No hay nada mas grave ni más cruel que lo que sufre un marino cuando está navegando y oye la noticia del hundimiento de otro barco. En el alma del marino surgen dos emociones, dos sentimientos, dos debates cerebrales. Temor y esperanza, dolor y ansiedad optimista, y deseos de escapar de alli al tiemo que de llegar a puerto y olvidar. Hay que echar velas, vivir, ganar el pan. Las realidades oprimen a veces las fibras de la existencia misma del hombre...



Ahora nos toca a nosotros. Viajamos a 4 nudos y en zigzag que nos reduce aún más la distancia real que recorremos. Un submarino alemán puede simplemente alcanzarnos ya en dos a tres dias, cuando más lento que ande. Nadie lo decia. Todos lo pensábamos.



Esa noche, allá como a las dos y cuarto, yo estaba de guardia al timón y el segundo piloto, Jack Ferguson, que estaba cayéndose de sueño, me pedia que le diera convarsación para poder seguir de pie ( ¡Imagínese usted, a mi, pedirme que hable; a mi, que hay que callarme porque hablo más que las proverbial cotorra.) Yo le contaba en ese momento como se cultivaba el café en las sierra orientales cubanas y cuanto de alli se les vende a los marineros americanos en la Base de Caimanera, cuando el capitán llega al puente.



¿Qué, algo nuevo capitán?

No, no puedo dormir.

Yo, al contrario me caigo de sueño, Skipper...

Ande, váyase a dormir un rato. Una hora. Yo me quedo acá.

¿Seguro que no le molesta, capitán..?

Ferguson....una hora, Ya.

Ok, gracias Skipper. Y se fué a descansar el piloto. Buen capitán este Mr. Guerry.



Capitán Guerry, sir; usted sabe que yo le miro a usted con los ojos no de un subalterno sino, con los de una aprendiz. Si no lo considera usted una indiscreción, le puedo preguntar por qué escogió usted esta posición, última de la derecha y por qu´si la distrubución de las posiciones son de un carácter tan delicado, ha logrado usted esta última, a la zaga del ala derecha.



"Estribor, "Quartermaster", me corrigió.



Es muy simple. Yo soy de formación militar. Yo, como tú has visto, leo mucho, y las formaciones militares de la historia me subyugan. Y esto no es ajeno a las experiencias de luchas entre hombres, inclusive, dentro de la Biblia misma. Nosotros estamos navegando como sabes, norte por este. Africa está muy lejos de nosotros por el momento.



Groenlandia y todos los malditos rincones desde donde puede un submarino venir a atacarnos, están al oeste, o sea a babor y por allá alante. Luego, por simple ley lógica, la nuestra es la posición menos alcanzable para el capitán del subamarino que necesita cazar la más fácil presa. Muchos capitanes no entienden eso.



Por mi mente ahora desfilaba una situación distinta. Habiendo logrado que mi jefe me hiciera el honor de darme una lección, se me hacia harto dificil seguirle haciendo preguntas...mas, no fué necesario. Tanto como yo disfrutaba de aprender, Peter V. Guerry se gozaba en su capacidad de buen profesor sin una cátedra...que bien podia y debia ocupar.



Un poquito de preocupación para nosotros pudiera ser este "maverick" que tenemos por la popa, aunque tiene por necesidad que mantenerse un poco a babor del convoy, por si tiene que escapar a un ataque concertado. Claro, que con la poca escolta que tenemos una o dos corbetas es lo mas que se le podian envia a su caza sin desprotegernos a todos los otros....ahora mismo ese destroyer que se alejó en busca de sobrevivientes nos puede costar mas vidas que las que puede rescatar alli. Pero no podemos abandonar a un solo hombre mientras haya posibilidades.



Pasa la hora y el piloto regresa al puente ya refrescado. Todo, salvo las olas y el viento, parece estar en calma. Mr Ferguson me dijo, como tu eres el cafetero aqui, si cuelas un poco te relevo en el timón mientras llega la otra guardia. Buena idea, añadió el capitán.



Me fui al "mess hall", colé café, y les llevaba una cafetera, azucar y crema cuando repentinamente de las aguas revuela un bola de fuego, el barco se sacude por todas parte como si se saliera fuera del mar, me caigo pero, no dejé caer el café y subia al puente cargado del néctar negro de los dioses blancos.

La alarmas chillaban, los anteojos eran pocos, la rueda del timón giraba y regiraba a la velocidad del trueno.



Yo puse la cafetera sobre lo que pimero que pude y corri a tomar el timón de las manos del piloto. Sereno en medio del momento, Mr. Guerry se sirvió café, y nos sirvió dos tazas al piloto y a mi, mientras impartia órdenes por doquier.



El tercer piloto, un viejo de origen holandés, y el primer oficial, subieron al puente y se reunieron con el capitán. Eran cerca de las cuatro. Mi turno de guardia tocaba su fin, pero yo era el timonel designado en operaciones, combates y amuellaje...pero tambien, escasos de personal que andábamos, fungi de contramaste por gran parte del tiempo. Si, me lo pagaban extra. Dinero habia y mucho. Eso no era problema.



Inspecciones, carreras luces de señales, anteojos al granel, los buque de escolta corriendo a reventar sus máquinas, y todas las armas desefundadas al tiempo que las bombas de profundidad caian al agua a granel por todas partes.



Y aclaró en dia. Nuestras averias aparentemente era solo leves.

Pero la figura de tres tonos gris del buque cuya posición era delante de nosotros, ahora estaba vacia. ..es decir, casi, vacia.

El barco escoraba rápidamente hacia estribor y perdia control de la dirección.



Fuertes olas batian al barco herido y, fuerte y dificil por un momento era para nosotros mantenera nuestra posición en la formación oficial del convoy evitar al mismo tiempo embestir por la popa o ser chocado por alguna parte del costado nuestro por el otro barco ya sin control. Y el avance continuaba.



Los botes cargados de tripulantes trataban de abandonar su barco que ahora habia estallado en llamas. Y habia un poco de claridad en el ambiente.



De la corbeta más cercana nos llega la órden mediante luces.

Recójan ustedes a los supervivientes. Cuidado. El submarino está muy cerca de ustedes...



Bonita nos la han puesto, comentó un marino, no sé quien.

Muchos de los tripulantes del barco herido nunca fueron visto. Los que tuvieron suerte y tiempo tomaron los botes, pero no todos. Luego, al tratar de acercarse al costado de nuestro barco, según avanzabamos, aunque casi sin movimiento, las olas les hacian muy dificil y le vapuleaban inmisericordemente.



El primer oficial me dijo deja el timón y ven conmigo a cubierta. Toda la tripulación corria en una u otra dirección, yo hablo aqui de mi parte solamente, pero alli hubo muchos héroes silentes, que dios es testigo.



Escalas, chalecos, lucecillas, sangre, miedos, gritos, rugido de las olas...el hombre y la naturaleza en lucha por destruirse todos y salvar los pocos. Cuando ya casi se nos escapaba por la popa, del agua revuelta surge una lucecita bastante cerca de la hélice de nuestro barco, en su diminuto pestañear.



"¡Hombre al agua.!" ¨"¡Man Overboard!



"¡Help, I´m wounded, please, help me!"

"Ayúdenme, estoy herido; por favor, ayúdenme!"



Yo no sé que ley decide cuanto vale una vida; una vida, un hombre.

Yo dejé de pensar en lo que hacia y me lancé al mar.

Y de pronto, ya en el agua y al lado del herido, veo a un fornido mulato de Curazao que tambien ha saltado al mar.



"¿Heresford, qué haces tú aqui?"

"Same as you man:" "Hombre, lo mismo que tu."



Mientras tanto miembros de nuestra tripulación, habiendo sacado a todos los marinos que acababan de escapar de su propio barco, con una de aquellas embarcaciones, a la ocasión, motorizada, y otra lancha de otro barco acudieron a sacarnos de agua. Entre el curazaleño y yo teniamos sujetándolos a dos hombres heridos ahora. Su lancha levantó al primero y a él.

Y mientras lo subien aquél viejo marino, borracho, marhuano, peleón, imposible, a quien yo habia desenrolado de otra barco hacia meses, me grita:



"Cubano, tú me botaste, pero yo tu amigo. God Bless you, man."



¡Por dios, hombre; que el mundo es pequeño!



Cuando mis hombres, al mando de no recuerdo cual de los pilotos ahora, mientras yo le sostenia la cabeza fuera del agua, y su cuerpo se me hacia más dificil sostener, otro marinero se echa al agua para ayudarme y de pronto me dice:



"¡Contramaestre, este hombre no tiene piernas!"



Tiburón o torpedo, las piernas habia sido cortadas a la altura de sus genitales...Pero estaba vivo aún.



Y no teniamos un médico abordo, ni habia froma de aplicar un torniquete para contener la poca sangre que quedaba al infeliz en su cuerpo. Y aún se desmayaba ese hombre.



Si salimos vivos de esta, ¿Que le decimos a tu familia?

Le preguntó uno de los suyos.



Si salen vivos, que ya yo estoy muerto; aprendan a leér a los filósofos y a pensar.

Yo no tengo familia.



Yo lo miraba con mis ojos anegados en sal y agua.

aparentemente habia estado durnmiendo cuando lo sorprendió el ataque, porque solo vestia un pedazo restante del calzoncillo, cortado como las piernas, y una camisilla de esas sin mangas.



En su pecho este pobre marinero, ese pedazo de carne humana que ahora yacia ensangrentado en la cubierta, comida probable para los tiburones ahorita cuando le cosamos la lona alrededor de su cuerpo para echarlo a su "reposo" final, en ese peludo pecho el le hacia honor a sus palabras, en un tatuaje.



"El hombre ha creado a dios a su propia imágen" Xenophanes

DonGilberto


GRF (C) 2009

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